Ha pasado un cuarto de siglo desde que El Salvador implementó la dolarización a través de la Ley de Integración Monetaria. La Asamblea Legislativa la aprobó el 30 de noviembre de 2000 y entró en vigor el 1 de enero de 2001.
El economista Nelson Rivera reconoce que la adopción del dólar estadounidense como moneda de curso legal en el país trajo beneficios, como tasas de interés más bajas. «Gracias a la dolarización hemos tenido un acceso muchísimo más barato al financiamiento que otros países vecinos, como por ejemplo Honduras que maneja tasas de interés bastante altas, las más altas de la región».
Y Carlos Acevedo, que fue presidente del Banco Central de Reserva, dice que hubo un menor impacto inflacionario. “Lo de la baja inflación, si eliminas la moneda propia, el riesgo cambiario se elimina y, obviamente, en esa medida la inflación es importada, en este caso de Estados Unidos” dijo.
El país tiene un alto flujo de remesas en dólares enviada por la diáspora de salvadoreños, sobre todo desde Estados Unidos. Y la dolarización facilitó “el acceso a mercados mediante la moneda, porque nos permite pagar en la moneda que todo mundo quiere» afirma Rivera.
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Pero Acevedo considera que la dolarización es un freno para el crecimiento económico del país, por lo que, a su juicio, no es atractivo para la inversión extranjera. “El Salvador antes de la dolarización había crecido promedio un 4% en los años 90 y después de la dolarización entra en una fase larga de bajo crecimiento de alrededor del 2% por año” afirma.
La dolarización también trajo desafíos económicos significativos, especialmente en términos de autonomía monetaria. Nelson Rivera afirma que hay una “dependencia absoluta de la política cambiaria estadounidense. Normalmente, cuando los países tienen su propia moneda, utilizan la emisión como una herramienta de defensa ante diversos elementos que puede haber en el ambiente económico”.
A lo largo de estos 25 años, el dólar ha consolidado su lugar en la economía salvadoreña, convirtiéndose en un símbolo de estabilidad para muchos, pero también en un tema de debate en torno a su impacto a largo plazo.
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