Haciendo de lado la historia, la Selección de Panamá despachó a su similar de Estados Unidos de la Copa Oro para terminar con su hegemonía en la Concacaf. El reto era mayúsculo, Team USA nunca había perdido en semifinales con un rival centroamericano y en los últimos 11 duelos entre ambos los canaleros acumulaban apenas un triunfo.
La gesta en un principio parecía imposible, pero se hizo realidad a medida avanzaba el partido. El empate en el tiempo regular solo prolongó la vida de los norteamericanos. Ya en la tanda de penales, Adalberto Carrasquilla hizo efectivo el cobro final desatando así el júbilo panameño.
Nadie en el país durmió de la emoción. Además, como único representante de la zona, el orgullo y la felicidad se vuelve colectivo.
Panamá, a seguir contra viento y marea
La historia continua sin favorecer al combinado canalero, acumulando dos caídas en las dos finales de la competición que ha llegado, tanto en 2005 y 2013. A pesar de ello, los dirigidos por Thomas Christiansen quieren poner su nombre en letras doradas.
En esta ocasión no la tendrán nada fácil ante un México que llega con mucha urgencia de ganar tras la debacle en el Mundial de Qatar y la Nations League. Pero las dudas que posee el «Tri» podrían ser una oportunidad de oro, tal como lo dice el nombre del torneo.
El golpe anímico de eliminar de la contienda al vigente campeón puede ser una pieza clave que termine de decantar la balanza.
«Todo es por el colectivo, ganas y el compromiso. Debemos ir paso a paso, todo es parte de un camino», mencionó el técnico Christiansen.
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