Un momento muy agridulce se vivió en el fútbol colombiano este pasado 30 de julio, el cual fue protagonizado por Yeiler Valencia. Con apenas 19 años, el jugador de Once Caldas realizó su primer gol como profesional en la victoria (4-0) ante Deportivo Cali al minuto 85.
Luego de anotar, el defensa no quiso festejar con sus compañeros, sino que, corrió todo el campo para dirigirse a la zona de graderíos, donde se encontraba su madre. Ambos se infundieron en un enorme abrazo que arrojó una tierna imagen entre hijo y mamá.
Esta acción generó un momento especial y emotivo que puso a más de alguno al borde de las lágrimas.
No obstante, el árbitro Wilmar Roldán se vio obligado a terminar con la fiesta porque tuvo que mostrarle la segunda amarilla a Valencia, quien acarreaba una amonestación desde el 72′, por hacer su ingreso a la tribuna.
El zaguero se marchó del rectángulo verde con lágrimas en su rostro al estar involucrado en un conglomerado de emociones en un pequeño lapso de tiempo.
¿Fue bien expulsado?
Sí, el silbante actuó de buena manera. Esto debido a que, según el reglamento vigente del balompié, los jugadores tienen inminentemente prohibido subir a la zona del graderío durante el desarrollo de un partido. La norma estipula esto por la peligrosidad que existe de generar alguna situación de riesgo, como aglomeraciones o choques que puedan causar lesiones a todos los involucrados.
Por medio de redes sociales, muchos usuarios expresaron su descontento con la decisión arbitral y destacaron que hubieran hecho lo mismo estando en el lugar de Valencia.
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