El 11 de septiembre de 2001, cuando el reloj marcaba las 8:46 a. m., el vuelo 11 de American Airlines se estrelló de lleno contra la torre norte del Complejo World Trade Center, en Manhattan, Nueva York.
Este, junto a Wall Street, representaba el corazón financiero de Estados Unidos, albergando a más de 370 empresas, algunas de las más grandes del país.
El reloj avanzó, y 17 minutos después, el vuelo 175 de United Airlines chocó contra su hermana gemela, la torre sur. A las 9:37 a. m., el vuelo 77 de American Airlines impactó en el lado oeste del Pentágono.
A las 9:59 a. m. se derrumbó la torre sur, y 29 minutos después, a las 10:28 a. m., se vino abajo la torre norte. El vuelo 93 de United Airlines, que se dirigía al Capitolio, se estrelló en un campo cerca de Pennsylvania a las 10:03 a.m.
Luego del primer impacto, las cámaras de televisión de todo el país apuntaron a las estructuras hasta su colapso.
En los agónicos momentos, dejaron imágenes que quedarían para la posteridad como la representación de la agonía y la desesperación. Además, evidenciaron la complejidad de las situaciones en las que el ser humano se ve obligado a escoger cómo morir.
Las cámaras registraron a muchas personas, atrapadas en los pisos superiores o en el nivel donde impactaron los aviones, asomándose a las ventanas para luego lanzarse al vacío. Así, evitaban fallecer asfixiados o quemados.
Muchos fotógrafos captaron instantáneas de gente cayendo, pero una sorprendió más al mundo que otras, por su peculiaridad.
The Falling Man
The Falling Man fue portada de la revista TIME en 2016. La autoría de la foto, tomada momentos después del ataque a la torre sur, corresponde al fotoperiodista Richard Drew. Fue publicada en periódicos de todo el país en los días posteriores al trágico evento.
Te podría interesar: 22 años de los ataques del 11 de septiembre
En una entrevista con el rotativo, Drew narra el drama de aquel día. «Lo primero que vi fueron las dos torres incendiadas y con humo. Empecé a hacer mis fotografías, y estaba capturando el edificio incendiado cuando mi compañero me dice: «¡Dios mío, mira eso!» Y empezamos a ver gente cayendo de él«.
TIME subió la entrevista en idioma original en sus redes:
«Esta es la historia detrás de la inquietante foto del 11 de septiembre, de un hombre cayendo desde las Torres Gemelas«.
En ese momento, como buen fotógrafo, instintivamente empezó a disparar, siguiendo a los objetivos mientras caían en el aire.
Es en esta ráfaga donde nació The Falling Man: un hombre cayendo de cabeza con el cuerpo y piernas erguidas, excepto una, la izquierda, que estaba contraída. Los brazos quietos, en posición natural. Parecía una foto invertida a propósito, pero no, no era así.
«Es una fotografía muy tranquila, no es como muchas otras violentas imágenes de otras tragedias, no hay sangre, no hay tripas, no hay nadie siendo baleado.
Sin embargo, la gente reacciona en una manera en que pueden identificarse con la fotografía, que ellos talvez han podido pasar la misma situación. Tal vez tuvieron que haber tomado la decisión que sea que tomó el hombre en la foto«, narra.
¿Quién es?
Hasta ahora, no se ha identificado al individuo que cae, pero se especula que era un trabajador del restaurante Windows on the World, en lo alto de la torre norte. Sin embargo, para TIME, el verdadero poder de la captura no se halla en la identidad del fallecido, sino en lo que representa:
«El verdadero poder de Falling Man, sin embargo, tiene menos que ver con quién era su sujeto y más con lo que se convirtió: un Soldado Desconocido improvisado en una guerra a menudo desconocida e incierta, suspendida para siempre en la historia».
La peculiaridad viene de la mano de la paradoja mental que la foto provoca, pues refleja una aparente calma ante la muerte, en contraste con el cuadro grotesco de zozobra que se dibujaba en Manhattan.
En 2016, la revista TIME ubicó a The Falling Man como la sexta fotografía más influyente de la historia.
El atentado a las Torres Gemelas y el Pentágono fue la primera y única vez en la historia que Estados Unidos era atacado en su propio territorio, pues si bien Japón bombardeó su base naval en Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial, esta no era en sí misma parte del territorio estadounidense.
El hecho dejó casi 3,000 muertos y más de 25,000 heridos, conmocionando al mundo. Habría de provocar la posterior invasión estadounidense de Afganistán, que buscaba desarticular al grupo terrorista Al Qaeda, proclamado autor de los atentados, y encabezado por Osamba bin Laden.