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Una cámara de seguridad de un local se observa una acera y calle concurrida. Una madre se cruza con su hijo en brazos por esa misma arteria, sin ningún problema.
Luego, tras cruzar, como es normal, la mamá bajó a su hijo para que caminaran juntos en la acera. De momento, y en un abrir y cerrar de los ojos, pasa un jeep a milímetros del niño, rozando su cabeza entre el espejo lateral derecho y la puerta del copiloto.
La mamá, por supuesto, en su instinto, hizo un jaloneo bastante agresivo, con la única intención que el automóvil no pudiera impactarlo de lleno y provocar (muy posiblemente) un saldo fatal. Ella también parece estar libre de peligro, pero no es así, también pudo haber sido arrollada.
Si pudiéramos calcular el tiempo en el que ambos llegan a la acera y pasa el automóvil, sería mentir que duró más de 1 segundo, porque no fue así. También, el vehículo que iba a cometer esta imprudencia, terminó chocando unos metros más adelante.
En el suelo solo quedó una sandalia que el niño cargaba. Ambos salieron con vida. Definitivamente, a ninguno de los dos «les tocaba», como se dice popularmente. Y es que, si no fuera por la sorprendente reacción de la mamá, hizo que un panorama diferente se estuviera viviendo.
No se conoce en realidad la ubicación exacta donde ocurrió este hecho. Tampoco la fecha en la cual fue grabado este suceso que puso en riesgo la vida de dos personas, sobe todo, la del menor de edad.
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