La historia de la rosca de Reyes se remonta a la Edad Media, cuando se horneaba en distintos rincones de Europa en homenaje a los Reyes Magos. ¿Por qué? Porque en primer lugar, la forma redonda significa el amor infinito a Dios, mientras las decoraciones sobre la crema pastelera representan las riquezas ofrendadas por Melchor, Gaspar y Baltasar al Niño Jesús.
En algunos lugares, luego de la cocción se esconde un Niño Jesús realizado en porcelana dentro de la rosca, para simbolizar cómo María y José debieron esconder a su hijo de la búsqueda de Herodes. Según cuenta la tradición, a quien le toca la pequeña figura en su porción, recibirá bendiciones y abundancia.
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Modo de preparación de la rosca de Reyes
- Paso 1: Para realizar la masa previa, armar un volcán con la harina. Disolver la levadura en agua tibia y verterla en el centro del volcán, junto con la miel. Amasar hasta lograr un bollo liso, taparlo con un papel film y dejarlo reposar hasta que duplique su volumen.
- Paso 2: En un bol diferente, mezclar la manteca, el azúcar, la leche en polvo y la sal. Disolver la levadura en una tacita de agua tibia y sumarla a la mezcla. Agregar los huevos y, por último, la harina, hasta formar un bollo liso.
- Paso 3: Incorporar el fermento y amasar hasta que se logre nuevamente un bollo liso. Dejar reposar durante media hora.
- Paso 4: Cortar la masa en tres bollos y dejarlos descansar 20 minutos más. Después hacer un orificio en el centro de cada uno y darles la forma característica de rosca. Luego, colocarlos en placas en mantecadas y dejarlos duplicar su volumen.
- Paso 5: Pintar las roscas con huevo batido y decorarlas con crema pastelera, cerezas, higos y azúcar granulada. Llevarlas al horno moderado, previamente calentado, durante 25 a 30 minutos.
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