Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha desarrollado un corazón biorobótico, basado en el corazón de un cerdo. Mediante la combinación de este órgano, con una avanzada bomba robótica de silicona, lograron que el corazón artificial bombee sangre de manera similar a un órgano humano.
Esta novedosa invención puede imitar de manera realista la estructura, función y movimientos, tanto de un órgano sano como de uno enfermo. Esto resulta de gran ayuda para cirujanos e investigadores, ya que les permite llevar a cabo diversas intervenciones mientras recopilan datos en tiempo real.
Además, el MIT reveló, a través de su cuenta de X, otras de las potenciales funciones del simulador cardíaco:
“Los ingenieros han desarrollado una réplica robótica del ventrículo derecho del corazón que imita los latidos y las acciones de bombeo del corazón real. El modelo realista podría ayudar al desarrollo de mejores implantes cardíacos y arrojar luz sobre trastornos cardíacos poco estudiados”.
Otras funciones del corazón robótico
Es crucial subrayar que, al menos por ahora, este corazón artificial no está diseñado para ser trasplantado en humanos. No obstante, esto no implica que carezca de utilidad; de hecho, su valor es considerable.
Ellen Roche, ingeniera biomédica del MIT y una de las científicas involucradas en el proyecto, resaltó otros usos de este simulador: “Puede servir como plataforma de formación quirúrgica para médicos, estudiantes de medicina y aprendices, permitir a los ingenieros de dispositivos estudiar sus nuevos diseños e incluso ayudar a los pacientes a comprender mejor su propia enfermedad y sus posibles tratamientos”.
En un futuro, los investigadores aspiran a optimizar esta invención, acortando los tiempos de producción y extendiendo aún más su vida útil. Además, en lugar de recurrir a un corazón porcino, están explorando la aplicación de tecnología de impresión 3D para construir un corazón humano sintético dentro del sistema.
Sin duda, este innovador avance representa un hito en la integración de la biología y la tecnología, abriendo posibilidades emocionantes en el campo de la medicina cardiovascular.
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