El añil se destaca en la historia de El Salvador como el «oro azul», que tiñó de elegancia al mundo entero. Además, por haber sido fuente de ingresos para una importante cantidad de los habitantes del territorio durante el tiempo colonial.
En la actualidad, existe un grupo de emprendedoras que se dedican a teñir telas con base a este colorante en Santa Ana, quienes con técnicas precisas y mucha dedicación, crean mantas utilizando el añil.
En el grupo, Óscar Tadeo, con 15 años de experiencia en el arte textil, aporta sus conocimientos con el objetivo de que más mujeres puedan aprender y emprender.
Video/TCS. Reportaje elaborado por Maziel Méndez.
De acuerdo con Betty de Ancheta, para lograr el teñido con añil perfecto, debe llevar el siguiente proceso:
- Preparación del baño para el teñido con añil. Debe controlarse la calidad del tinte, chequeando los niveles de sus componentes (alcalinización de la tinta y su activación).
- Selección y lavado de las telas. Estas deben ser totalmente orgánica, a fin de que el añil pueda teñir. La tela que mejor se aplica es algodón, pues se adhiere de mejor manera. La tela debe estar totalmente limpia.
- Diseño a mano de la pieza, dependiendo la técnica elegida.
- Sumersión de la pieza en el tinte por dos minutos. Las veces dependerá de la saturación de color deseado. Debe dar momentos de oxigenación o fijación del colorante.
- Enjuague de las prendas y, posteriormente, su secado.
- Bordados y aplicación de detalles. Si se desea se pueden realizar bordados sobre las piezas y aplicaciones de madera o piedras.
Video/TCS
Importancia económica del añil
El cultivo del añil en El Salvador significo el auge agrícola y económico más grande del país durante el siglo XVI hasta el siglo XIX. Época donde poco a poco fue creciendo como un mercado y se fue extendiendo por todo el país y el resto de Centroamérica.
Alcanzó su mejor momento en el ámbito económico. Esta actividad agrícola posicionó a El Salvador como un importante productor agrícola. Siendo además una opción de trabajo para muchas familias necesitadas, permitiéndoles hasta surgir, a partir de un microemprendimiento artesanal.
Para el año 1807, el país ya producía aproximadamente 486,000 libras de tinte. Lo que represento un 77% de las exportaciones totales en América Central.
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