El momento que una gran cantidad de seres humanos esperaban ver sucedió ayer. Lionel Messi levantó la Copa del Mundo. Argentina ganó (4-2) a Francia, en penaltis, y el rosarino salió al centro de la fotografía del equipo campeón con un curioso manto.
Antes, cada uno de los jugadores de la albiceleste fue llamado para subir al podio. El capitán salió de último y al tener la copa a escasos centímetro le brindó un enorme beso. Se acercaba el momento de alzarla. Todo el mundo se encontraba a la expectativa. Segundos antes fue detenido por Gianni Infantino (presidente de la FIFA) y por Tahim bin Hamad Al Thani (emir de Qatar). El jeque lo paró en seco, mejor que cualquier defensa francés durante la final, porque le colocó un manto.
El mismo tiene el nombre de “bisht”. Su traducción es dignidad. Se usa “para celebrar los momentos importantes”, según Hassan Al Thawadi, secretario general del Comité Supremo para la Organización y el Legado de Qatar 2022.
La capa, generalmente, se encuentra hecha por pelo de camello y lana de cabra. Debe usarse sobre cualquier ropa. Portarlo significa poseer una gran nobleza, jerarquía, riqueza y triunfo. De acuerdo con distintos medios, los antiguos guerreros árabes la utilizaban al ganar una batalla mientras se bañaban en elogios y fiestas conmemorativas.
En la actualidad, la túnica la ocupan distintos cleros, jefes y reyes de la comunidad árabe. Por supuesto, todos miembros de la realeza.
Repercusiones del manto
Este fue un hecho histórico y nunca visto. Pues, es la primera vez que un futbolista, campeón del mundo, viste una prenda originaria del país organizador de la justa.
Las redes sociales saltaron con diversidad de comentarios ocurrentes, como el de una reconocida periodista argentina, Cristina Pérez, que comparó la vestimenta con una saga de películas.
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