Las Fiestas Patronales de San Salvador son celebradas en honor al Divino Salvador del Mundo, mismas que son llevadas a cabo en un periodo de seis días. Sin embargo, cuando el calendario marca el 5 de agosto, se ejecuta una ceremonia religiosa, donde miles de salvadoreños se concentran en los alrededores de Catedral Metropolitana para esperar vivenciar la tradicional transfiguración.
Es así que, dicha fecha es el momento clave de estas festividades para los capitalinos, donde se concentra la mayor parte de las actividades religiosas. No obstante, en dicho evento existen diferentes simbolismos, que a lo largo de esta nota te estaremos explicando, para que conozcas qué significan y qué se celebra.
Transfiguración
Uno de los grandes momentos que se vive, sin duda alguna, es la recreación de la tradicional «Bajada», este instante representa la transfiguración del Divino Salvador del Mundo. Por su parte, esto significa que Jesús cambió sus vestimentas frente a sus discípulos, recordando su divinidad.
Mientras que, en ese instante se hace el cambio del vestuario del patrón, hecho que se convierte en suma importancia para la fe cristiana. Además, la transfiguración está descrita a través de tres pasajes de la biblia, en el Nuevo Testamento, que son Mateo 17:1-13; Marcos 9:1-13, y Lucas 9:28-36. En los cuales, se relata un viaje que Jesús hizo con sus tres apóstoles, Pedro, Santiago y Juan.
Ataviar la imagen del Divino Salvador del Mundo
El día de la transfiguración se realizan tres cambios, el primero de ellos es en la mañana. Cuando el patrón lo lleva durante su visita a la Iglesia El Calvario y se desplaza hacia la basílica del Sagrado Corazón de Jesús. Posteriormente, en dicho lugar le realizan en segundo cambio.
Sin embargo, el principal vestuario lo ejecutan frente a la catedral, dentro de la estructura, en un espacio de aproximadamente 1.5 metros cuadrados. Además, el tiempo, en el que sucede dicha acción, no es más de cinco minutos. Después, la figura aparece con una vestimenta blanca y resplandeciente.
El Colocho
Asimismo, al Divino Salvador del Mundo ya transfigurado, los feligreses realizan unos cantos y todos admiran la imagen de Jesús transfigurado. Mismo que, los salvadoreños llaman con cariño “El Colocho”, por su cabello ondulado.
Pero, no siempre, siempre fue así la escultura; por lo que, ese cariñoso sobrenombre data desde el año 1777. Cuando ocurrieron una serie de eventualidades, un año antes. Donde, la capital de la provincia de San Salvador, fue arruinada por un violento terremoto y la figura fue dañada
Por lo que, Silvestre Antonio García cumplió el encargo sacerdotal y para agosto de 1777, le dio una nueva imagen al Divino Salvador del Mundo, que fue colocada en el altar de la Iglesia Parroquial de la capital. Es así surgió el “Colocho”.
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