El huracán Francine avanza hacia Luisiana y se espera que tocará tierra en cuestión de horas, mientras los meteorólogos incrementaban sus advertencias sobre una marejada ciclónica de potencial mortal, inundaciones generalizadas y vientos destructivos en la costa norte del Golfo de México.
Ante este panorama, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) comunicó que Francine podría incluso alcanzar la categoría 2, con vientos de entre 155 y 175 kilómetros por hora (de 96 a 110 millas por hora) antes de estrellarse en una frágil región costera que aún no se ha recuperado por completo de una serie de devastadores huracanes desde 2020.
El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, dijo que se desplegaría la Guardia Nacional en zonas que podrían verse afectadas. Tanto Landry como el gobernador de Mississippi, Tate Reeves, declararon el estado de emergencia, lo que les autorizaba a liberar recursos con rapidez para asistencia de desastres.
Para el día 12 de septiembre, Francine se habrá debilitado al tocar tierra en Estados Unidos, convirtiéndose en tormenta tropical y luego en depresión tropical, sin representar mayor peligro para territorio mexicano, según advierten los expertos.
También las autoridades, prevén que se convierta en un ciclón postropical el 13 de septiembre. Francine es el cuarto huracán de 2024 del Atlántico tras Beryl, Debby y Ernesto.
¿Cómo se forma un huracán?
Los huracanes se forman cuando una serie de tormentas eléctricas se acumulan y se desplazan sobre aguas oceánicas cálidas.
En el océano Atlántico y el este del Pacífico se les llama huracanes, en la Bahía de Bengala y en el Océano Índico se les conoce como ciclones.
A medida que la tormenta se va desplazando sobre el océano, va absorbiendo más aire húmedo y cálido. La velocidad del viento aumenta a medida que el aire va siendo chupado por el centro de baja presión. Pueden pasar horas o varios días hasta que la depresión se convierte en huracán.
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