El distrito de Tonacatepeque, en San Salvador Este, ha hecho frente a Halloween manteniendo viva su propia tradición: La Calabiuza, un “festival de los muertos” 100% salvadoreño. Nació como un festejo hacia los fieles difuntos y gracias a las juventudes de la localidad evolucionó hasta volverse un referente cultural.
Las llamas de las antorchas iluminarán el pintoresco distrito, mientras cientos de visitantes serán testigos de una festividad en la que los personajes de las leyendas salvadoreñas danzan, hacen travesuras y espantan a los más débiles.
Además, los turistas no se escaparán de escuchar el erizante sonido de la carreta chillona y el crujido de los huesos de las calaveras.
De acuerdo con el coordinador Scouts Tonacatepeque, Pedro Lemus, para llevar a cabo esta actividad se preparan seis meses antes al realizar una colecta de fondos para adquirir los materiales que adornan las carretas, porque la competencia es por generar mayor terror.
Video/TCS
Los participantes enfatizan que la Calabiuza es la fiesta que han nos dejado nuestros antepasados con un gran significado cultural para recordar a nuestros seres queridos con alegría.
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El ayote en miel una tradición de la Calabiuza
En un principio, la festividad era realizada en honor a los santos niños inocentes. Según el relato popular salvadoreño, San Pedro otorga un permiso especial a las almas de los fieles para que bajen a la Tierra, con la única condición de que solo pueden alimentarse de ayote en miel.
Las familias entonces preparan el ayote en miel, como tradición que no puede faltar este delicioso antojito que endulza el paladar de miles de personas.
Como es tradición, la alcaldía de Tonacatepeque entrega más de 34,000 porciones de ayote en miel a los asistentes que se agolpaban frente a gigantescos recipientes donde se cocinaban a la leña.
Así que si usted será parte de este festival no olvide decir el siguiente estribillo para la entrega de su ayote: “Ángeles somos, del cielo venimos pidiendo ayote (calabaza) para nuestro camino, mino, mino”.
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