El acoso callejero es una práctica de connotación sexual, ejercidas por alguien desconocido en espacios públicos, ya sea en la calle, el transporte público o espacios semipúblicos (centros comerciales, universidades, plazas) que suelen generar malestar en la persona que lo vive.
Las acciones del acoso son unidireccionales, es decir, no son consentidas por la víctima, y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida.
Video/TCS. Reportaje elaborado por Sofía Shi.
Las prácticas de acoso sexual callejero son sufridas de manera sistemática, en especial por las mujeres. Además, limita la movilidad de las personas, su autonomía y genera miedo a estar en los espacios públicos. Tal es el caso de Yolanda, quien ha sido víctima de un momento así.
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¿Qué prácticas son consideradas como acoso callejero?
En el país, ocho de cada 10 mujeres sufren acoso, de las cuales solo el 3% denuncian.
Las siguientes acciones son consideradas como acoso callejero:
- Miradas lascivas
- Piropos
- Silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos
- Gestos obscenos
- Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo
- Fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual
- “Echadas de mano”, tocamientos
- Persecución y arrinconamiento
- Entre otros
El acoso callejero genera un impacto psicológico negativo, y que las personas, especialmente mujeres, pueden vivir varias veces en el día. Las estadísticas revelan que, desde los 12 años de edad, una persona se ve agredida de esta manera.
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Consecuencias legales
La vocera de CEMUJER, Ima Guirola, explicó que las sanciones del acoso callejero son para ambos géneros, es decir, para mujeres y hombres.
Las acciones legales serán de tres a cinco años de prisión, independientemente si estas acciones se realizan en cualquier espacio.
Sin embargo, existe una circunstancia particular, y es cuando la víctima es menor de 15 años. En este caso, la sanción será de 4 a 8 años de prisión.
Por todo lo anterior, las víctimas no deben sentir culpa o vergüenza por sufrir acoso sexual callejero, puesto que nunca es su culpa.
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