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viernes, 22 noviembre, 2024

Terremoto de 2001 revivió antigua leyenda de Cojutepeque

El terremoto de febrero de 2001 dificultó la condición de Cojutepeque, pues una antigua profecía se rompió con el trágico suceso.

El 13 de febrero de 2001 es una fecha que todo salvadoreño puede reconocer muy bien. Esto es evidente, pues todo un pueblo sufrió los embates de un mismo fenómeno.

Ese día, un sismo de magnitud 6.6 en la escala de Richter sacudió al país, derribando edificaciones y dejando más de 300 personas fallecidas, y otras 3,000 heridas.

Este sería el segundo terremoto en un mes que sufría el pulgarcito de América, pues exactamente 30 días antes, un mortal sismo causó destrozos inmensos, con casi 1,000 personas fallecidas, y más de 5,000 heridos.

Muchas aguas se han remado desde ese lejano 2001, y toda clase de leyendas y mitos han tratado de darle forma al desastre, o más bien, a sus causas. Una de ellas se haya en Cojutepeque.

Cojutepeque adolece

Uno de los municipios más golpeados por el desastre fue Cojutepeque, la «ciudad de las neblinas». El centro escolar Eulogia Rivas, en el mismo municipio, sufrió una destrucción total, que le quitó la vida a dos estudiantes.

La docente Ana Carolina Hernández recordó el fatídico hecho. «Tenía una sobrina en esa sección (donde fallecieron los estudiantes), eran compañeritas de ella. Verla llorar fue algo que nos marcó«, recordó.

Video/TCS

Según el sismólogo Luis Mixco, la destrucción del sismo se debió, en gran parte, a su profundidad, que fue de 10 kilómetros.

En jaque

El fenómeno natural puso en jaque a Cojutepeque, pues hizo saltar las dudas respecto a una frase antigua que pronunció un religioso local, el padre Manuel de Jesús Subirana.

Subirana dijo, en su momento, que en el municipio nunca iba a existir ningún terremoto, ni guerras. Así lo recordó Francisco Berciano, historiador:

Video/TCS

Por un tiempo, las profecías del padre se cumplieron, pues Berciano recuerda que en la guerra civil (1980-1992), la ciudad no sufrió percances.

El principal legado del padre Manuel de Jesús Subirana, al que lo recuerda gente mayor por relatos verbales transmitidos de generación en generación, fue la construcción de cuatro cruces, colocadas en los extremos de la ciudad.

Una está en el desvío a Santa Cruz Michapa, otra en el desvío a Candelaria, otra en la salida del Barrio Santa Lucía, y la última en el Cantón Ojo de Agua.

El hecho fascinante se halla en que, al unir los puntos y verlos desde un mapa, se forma una cruz. La cual, supuestamente, protegía a los cojutepecanos. Sin embargo, las cruces originales ya no existen.

El misterio

El punto más enigmático del caso es que antes que las cruces fueran removidas, la ciudad no había padecido los dolores de ningún mal. Sin embargo, tiempo después que una fue retirada, la ciudad experimentó el famoso terremoto, causando pérdidas materiales y humanas.

En la actualidad, solo dos cruces conservan su forma original, la del Barrio Santa Lucía y la de Santa Cruz Michapa.

Por su lado, la cruz del desvío a Candelaria se transformó en capilla, mientras que la de Ojo de Agua pasó a ser una ermita, donde se celebran misas.

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