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viernes, 22 noviembre, 2024

Los hallazgos del estudio más largo de la historia sobre la felicidad

Un estudio de 85 años, iniciado en 1938 por la Universidad de Harvard, ha arrojado las claves para tener una vida de bienestar emocional.

La investigación ha determinado conclusiones interesantes, mostrando la clave que podría ayudar a alcanzar el añorado estado de gracia: la felicidad.

Estos hallazgos son importantes en nuestro tiempo, dado que el mundo vive una «pandemia silenciosa«: la depresión, que según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es padecida por 280 millones de personas a nivel mundial.

Junto con la ansiedad, provoca la pérdida de 12,000 millones de días de trabajo, un monto estimado de $1,000 millones de dólares, según el organismo.

Estos son dos son los achaques psicológicos más comunes de la actualidad. Sin embargo, no son los únicos, pues hay muchos y variados tipos de problemas mentales y físicos que, de alguna manera, obstaculizan la marcha hacia la felicidad.

Ahora bien, hay ciertas cosas que nos pueden ayudar, y es lo que apunta en el estudio el doctor Robert Waldinger, de la Escuela de Medicina de Harvard, cuarto director que la comanda. En una entrevista a la BBC, ha soltado las llaves para mejorar el bienestar emocional en la vida.

La felicidad está en las relaciones humanas

El doctor recopila los puntos más importantes en un libro, llamado The good life (Una buena vida), cuya edición en español saldrá en marzo. Al ser preguntado por el hallazgo más importante, declaró:

«No fue una sorpresa que las personas que tenían relaciones más cálidas con los demás fueran más felices. Eso tiene sentido.

La sorpresa fue que esa gente se mantuvo físicamente más saludable a medida que envejecían. Otros estudios luego encontraron lo mismo y nos dimos cuenta de que era un hallazgo sólido«.

Así como lo lees, la felicidad se halla en las relaciones sociales, humanas y familiares. En su cuenta oficial de Twitter, la Universidad de Harvard recoge afirmaciones del académico:

«Esta idea de fortalecer las relaciones es una forma de aumentar nuestra felicidad, pero también de construir una red de seguridad que nos ayude a sobrellevar esos momentos difíciles que todos tenemos en nuestras vidas», dice Robert Waldinger».

Los últimos diez años ha intentado averiguar cómo las relaciones con otros influyen en el bienestar físico y la fisiología.

El aislamiento y la soledad

Y aquí aparece otro punto relevante, y es que el aislamiento y la soledad pueden afectar al cuerpo, al no desahogar los problemas con nadie, quedando estancados.

«Habrá niveles más altos de hormonas del estrés, como el cortisol circulando en mi sangre, y de inflamación en mi cuerpo. Estos factores, gradualmente, desgastan y descomponen diferentes sistemas corporales«, afirmó.

Esto, según el médico, podría afectar las arterias coronarias y las articulaciones.

También apuntó que las relaciones pueden ayudar a manejar mejor las emociones, ya que nos permiten «hablar de lo que sentimos, y tener un sentido de pertenencia«.

Agregó que las relaciones deben cultivarse, para que no se «marchiten». A esto le llama «fitness social«. Además, aseguró que es positivo reconocer lo bueno que hacen los demás por nosotros, y que damos por sentado.

También, dijo que hay que tener «curiosidad radical«, que es mantener el interés en las personas que asumimos ya conocemos, y que, por lo mismo, mostramos desinterés en sus emociones.

El doctor finalizó diciendo que, para él, una buena vida es «tener actividades que tienen significado, y hacerlas con personas que me importan y a quienes les importo«.

El estudio de 85 años

La investigación se denominó «Estudio del Desarrollo de Adultos» e inició en el año 1938, por lo que tiene 85 años de existencia. Una locura. Pues el monitoreo a los participantes se ha extendido varias décadas, con el fin de recolectar datos que aproximen a los investigadores a las respuestas.

Empezó con dos grupos de jóvenes, 268 eran estudiantes de Harvard, y 456 del Centro Competitivo de la ciudad de Boston (ICIC por sus siglas en inglés), un total de 724. Un dato curioso es que un joven John F. Kennedy, posterior presidente de los EE.UU., fue parte de los estudiantes participantes.

La investigación les dio seguimiento por el resto de su vida a su condición física y mental, conociendo sus problemas, alegrías, y todo tipo de reacciones que alteraran su estado emocional.

Aún no es el fin

Lo increíble del caso es que no ha terminado aún, pues los investigadores ahora harán un «Estudio de Segunda Generación«, que monitoreará a los hijos de los participantes del original.

Sin embargo, el enfoque de este se hallará en descubrir qué efecto tienen las experiencias de la infancia en la salud de la mediana edad. Es decir, cómo los eventos tempranos ayudan a dar forma a nuestro bienestar en ese rango de años, calculado entre los 40 y 65.

Según la Universidad de Harvard, 576 miembros del estudio ya confirmaron que esperan continuar su participación.

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