Nicaragua, un país de siete millones de habitantes, se ha convertido en un foco de atención mundial debido a la deportación masiva de 222 opositores que se encontraban detenidos por el gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el pasado 9 de febrero.
Todos fueron considerados bajo el delito de “traidores a la patria”. Las autoridades nicaragüenses despojaron de su nacionalidad a cada uno de ellos.
Dentro de esos se encuentra Félix Maradiaga Blandón, quien vivió 611 días encarcelado. Esta mañana, en el programa de entrevista «Frente a Frente», contó su vivencia.
En primer lugar, Maradiaga expresó que su historia es como la de cientos de centroamericanos que vivieron el conflicto de los años 80, la guerra sandinista, donde miles tuvieron que buscar la paz a través del exilio.
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Félix indicó que, con la llegada de Daniel Ortega al poder en 2007, se implementaron una serie de medidas arbitrarias a la reforma de la constitución, para tener reelección indefinida. Además, el mandatario comenzó a perseguir a la prensa independiente.
Ante estas injusticias, comentó, que protestó junto con otras personas contra el régimen de Ortega. Debido a esto, el gobierno abrió un caso frente a Maradiaga, lo cual llevó por segunda ocasión al exilio.
611 días de tratos inhumanos
Maradiaga regresó a su país en el 2019. Fue citado por la fiscalía, quienes lo acusaron de realizar declaraciones hechas ante la Unión Europea (UE) y a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).
Por lo que fue capturado por la Policía de Nicaragua, sin ninguna orden de detención. Relató que fue severamente golpeado, y llevado al centro penitenciario «El Chipote».
Detalló que fueron 611 días de tratos inhumanos, donde no pudo ver a sus familiares. Así cómo los demás presos políticos, no tenían derecho a ver a su abogado. Después de su liberación, se ha documentado un reporte que ha sido emitido a la Comisión Internacional de expertos de la ONU, ya que, durante su audiencia, no tuvieron derechos de poder hablar y los testigos fueron la policía.
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«Fuimos torturados psicológicamente»
Maradiaga subrayó que, dentro del centro penitenciario, había una ley del silencio. Nadie podía hablar. Sin embargo, recalcó que fueron infinidad de torturas psicológicas, tales como:
- Prohibición del uso de luz solar
- Celdas de 6 x 4 metros, con total obscuridad
- No se les permitió tener sábanas y colchones
- Alimentación deficiente
- Entre otros
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A pesar de todas las adversidades, externó que su corazón no está lleno de odio, porque el tiempo que estuvo encarcelado, su fe en Dios, el volver a reencontrarse con su familia y amor a su patria, lo fortalecían. Sin embargo, pronunció que, sí anhela construir una nueva Nicaragua para que su país pueda vivir en paz.
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