Corría el 16 de febrero de 2009. Un día normal como cualquier otro en el estado de Connecticut, EE.UU. Charla Nash, de 55 años, residente de la ciudad de Stamford, condado de Fairfield, se levantó de su cama pensando que su día transcurriría como cualquier otro, sin sobresaltos.
Sin embargo, esa previsión estaría lejos de la realidad, pues se convertiría en el día que cambiaría su vida por completo.
El chimpancé y el ataque
Charla Nash era amiga de su vecina, Sandra Herold, a la que visitaba a menudo, y la cual tenía de mascota a un animal muy inusual, que pocas y selectas personas optan por criar y «domesticar«: un chimpancé de 13 años de edad, llamado Travis.
Como se sabe, el hábitat natural de los chimpancés son las selvas y zonas boscosas, no sitios domésticos. Sin embargo, según dijo el periodista Dan P. Lee en un artículo de 2011 publicado en la revista New York Magazine, Herold habría pagado $50,000 por Travis, a un criadero de chimpancés de Saint-Louis, Missouri.
Charla Nash no era ajena al «círculo social» de Travis, pues ambos se conocían bastante bien, ya que ella trabajaba como empleada del hogar para los Herold. Por ende, Travis se acostumbró a la presencia de su vecina. En esta foto se les ve juntos:
Charla Nash con Travis / Clarín
Sin embargo, ese día de febrero estaría a punto de ocurrir uno de los casos más famosos y escalofriantes de ataques de animales que se recuerdan en la historia reciente de Estados Unidos.
Charla se encontraba hablando por teléfono con su amiga, como de costumbre. Herold le contó que Travis estaba un poco nervioso, pues había tomado las llaves de su carro, y escapado al patio.
Charla le ofreció ayuda a Sandra en intentar que el animal regresara a la casa. Ella aceptó, sin embargo, antes de que llegara, logró controlar a Travis. Y, con el fin de apaciguar sus ánimos, le dio de beber un té mezclado con un medicamento para la ansiedad, Alprazolam.
Aquí se puede ver a Travis adulto:
Travis en su adultez / Fox News
La llamada al 911
Nash acudió a la casa, y al momento de bajarse del carro, el chimpancé se abalanzó sobre ella, atacándole en la cara y diversas partes del cuerpo, con su imponente dentadura.
En ese instante, Herold fue a su cocina, tomó un cuchillo, y apuñaló tres veces a su mascota, que consideraba parte de su familia. Sin embargo, los embates no surtieron efecto en el animal, que siguió con su violenta tarea.
Ante esto, no tuvo más remedio que marcar a la policía. Varios videos colgados en internet por cadenas de noticias locales, recogen el escalofriante audio de la llamada, donde se oye a Sandra gritando desesperada que su mascota «se comía a su amiga«. «¡Manden a la Policía!, ¡El chimpancé mató a mi amiga!, ¡Le arrancó la cara!«.
Se puede escuchar al operador repetir varias veces la misma pregunta a Herold, que responde a cuentagotas, desconcertada por lo que ocurría. En un momento, Travis intentó hacerle daño. «¡Está tratando de atacarme, por favor, apúrense!«, gritó.
El suplicio duró varios minutos. Herold imploraba que la policía llegara con armas listas para dispararle al primate.
Al final, los cuerpos de seguridad arribaron, luego de los 12 minutos más largos en la vida de Charla Nash. Una vez ahí, el animal se fue sobre un oficial, que, en defensa, disparó cuatro balas que pusieron fin a la vida del chimpancé.
La operación
Nash no murió, pero Travis la dejó irreconocible, pues le arrancó la nariz, los ojos, los labios y los párpados, además de las manos.
Algunos medios manejaron, en su momento, que la causa del ataque se debió a que Nash tenía, ese día, un peinado diferente al habitual. Lo que pudo confundir al animal sobre la persona que ingresaba a su morada. Sin embargo, esa hipótesis nunca se confirmó de manera oficial.
Por otro lado, otros dicen que el Alprazolam, una benzodiazepina que puede llegar a causar dependencia, somnolencia, aturdimiento o irritabilidad, según la dosis administrada y la reacción de la persona, fue el responsable de la tragedia.
Nash fue sometida a una operación de siete horas, en la que las probabilidades de supervivencia eran mínimas. A pesar de ello, sobrevivió, pero le tuvieron que hacer un trasplante de cara y manos.
Así quedó su rostro luego de la cirugía:
Luego, demandó a su amiga, y recibió $4 millones como indemnización por daños y perjuicios.
El Pentágono y Charla Nash
En 2012, a Charla Nash le trasplantaron los rasgos faciales y las dos manos de una mujer fallecida, pero su cuerpo las rechazó.
En 2016, se conoció que el Pentágono quería experimentar un nuevo tratamiento con ella, que sirviera para los soldados que sufren mutilaciones y accidentes similares en combate. Con el fin de explorar nuevos métodos de sanación y recuperación. Ella accedió con gusto.
Sin embargo, no trascendió cómo terminó el experimento. Pero, en los últimos años, se ha visto en entrevistas televisivas con aparente normalidad.
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