Tras la pérdida de los padres es importante conocer, ¿cómo debe enfrentarse el duelo infantil? Es un tema que requiere tratarse con mucho cuidado, ya que afrontar esta situación no es igual para un menor de edad. Los expertos indican que es necesario contar con un apoyo familiar y profesional.
Los especialistas en el tema explican que los niños, dependiendo de su edad y carácter, tienen la capacidad de enfrentar la situación de pérdida de un ser querido. Un joven, al que se nombrará Luis, relató la experiencia que vivió tras el deceso de su papá y mamá.
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Él asegura que, para sobrellevar la situación, fue de gran ayuda que sus hermanos lo acompañaran en todo momento, así como recibir atención de sus demás familiares. Esto fue crucial para que continuara con su vida, y así, culminara sus estudios con una carrera universitaria.
Sin embargo, enfrentar estos casos en edades muy tempranas se vuelve complejo. Los especialistas indican que es muy probable que, un niño, no entienda el significado de la muerte, el hecho que las personas ya no regresarán, ni estarán presentes en su proceso de crecimiento.
Idalia Cabezas, psicóloga, indica que, a diferencia de los adultos, que pueden expresar o sentir lo que está pasando, los niños no logran tener ese comportamiento. Por lo general, suelen dar señales de aislamiento, o sentimientos de tristeza.
Video/TCS/Reportaje Elaborado por: Andrés Sandoval.
¿Qué pasa si no se da acompañamiento profesional a los menores?
Los estudios revelan que, al no dar una atención especializada, los niños pueden sufrir:
- Falta de conciliación del sueño
- Ausencia de apetito
- Desinterés escolar
- Depresión
- Ansiedad
Maneras de enfrentar el duelo infantil
La experta considera pertinente seguir los siguientes pasos para tratar la situación:
- Estimule al menor a que muestre sus emociones.
- No suavice las palabras, con “fallecido”, “se nos fue” o “lo perdimos”.
- Deben mantenerse las rutinas antes de la muerte de los familiares.
- Conmemorar a la persona difunta, junto al pequeño.
Estas actividades se vuelven una forma terapéutica de tratar el duelo, y permite a los niños seguir adelante. Las edades más difíciles de asimilar están entre los 4 y 11 años, puesto que existe mayor razonamiento que en otras etapas.
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