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viernes, 22 noviembre, 2024

«Tengo un gusano en el cerebro»: Mario Ayala

Mario Ayala viajó miles de kilómetros en busca de un mejor futuro, pero un accidente laboral le cambio su vida.

Hace algunos años Mario Ayala emigró hacia los Estados Unidos para tener un mejor futuro. Él se desempeñó en el área de construcción, pero, debido a un accidente laboral que daño su columna, tuvo que renunciar al sueño americano.

Video/TCS

Sin embargo, Mario, al regresar a El Salvador, descubrió que tiene un gusano en el cerebro. Según Ayala, un juez americano le brindó un seguro médico de por vida a causa del accidente laboral, por lo que anhela regresar a Estados Unidos para recibir el tratamiento médico que necesita y poder eliminar el parásito.

¿Cómo ayudar a Mario Ayala?

Mario Ayala necesita apoyo de una mano amiga de instituciones o personas altruistas que trabajen en la Embajada americana para que lo puedan asesorar y le otorguen la visa. Él aseveró que no pide dinero, solo poder regresar al país norteamericano y recibir su seguro médico para tratar con su enfermedad.

Si usted quiere ayudar al señor Ayala, puede hacerlo de la siguiente manera: 

Imagen: TCS

Infecciones parasitarias del cerebro

El cerebro humano posee una estructura que la protege contra el ingreso de agentes externos que pudieran afectar la salud.

Entre los parásitos cerebrales se encuentra la Taenia solium, o solitaria del cerdo, la cual causa la enfermedad denominada cisticercosis.

Este parásito provoca quistes en diferentes partes del cuerpo y sus larvas pueden emigrar al cerebro, donde generan diversos daños.

Otro de los más peligrosos parásitos cerebrales es la Naegleria fowleri, o ameba del agua dulce, que puede causar la condición denominada meningoencefalitis amebiana primaria.

Este parásito afecta el encéfalo y la médula espinal, y puede tener consecuencias mortales para la persona en muy poco tiempo, en 10 días si no es tratada de inmediato.

Un tercer parásito muy común es el Toxoplasma gondii, protozoo causante de la toxoplasmosis y que está presente en los gatos domésticos.

Una vez que los parásitos cerebrales logran ingresar al tejido cerebral, encuentran un oasis, pues el cerebro proporciona un ambiente ideal para que vivan y crezcan.

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