Cada vez que el hígado sufre una lesión, ya sea por enfermedad, consumo excesivo de alcohol, u otra causa, intenta repararse a sí mismo. En el proceso, se forma un tejido de cicatrización. A medida que la cirrosis avanza, se adiestran cada vez más tejidos de ese tipo.
Estos hacen que el órgano funcione con dificultad (cirrosis descompensada).
Video/TCS
Por lo general, el daño al hígado provocado por la cirrosis no puede revertirse. Pero, si se diagnostica de manera temprana, y se trata la causa, es posible limitar su avance, y así recuperarse.
La cirrosis no da señales ni tiene síntomas, hasta que las lesiones hepáticas se hacen grandes. En esta etapa, se puede presentar:
- Fatiga
- Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad
- Pérdida de apetito
- Náuseas
- Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos (edema)
- Pérdida de peso
- Picazón en la piel
- Decoloración amarilla en la piel y los ojos (ictericia)
¿Cuáles son las causas?
Una amplia variedad de enfermedades puede dañar el hígado y provocar cirrosis. Entre las causas, se incluyen las siguientes:
- Abuso desmedido de alcohol.
- Hepatitis viral crónica (B, C y D).
- Acumulación de grasas en el órgano (enfermedad de hígado graso, de causa no etílica).
Algunas consecuencias de la enfermedad, son:
- Presión sanguínea alta en las venas que alimentan el hígado (hipertensión portal)
- Hinchazón en las piernas y el abdomen
- Agrandamiento del bazo (esplenomegalia)
- Sangrado
- Infecciones
- Desnutrición
- Acumulación de toxinas en el cerebro
El especialista detalló que se puede reducir el riesgo de padecerla y cuidar el hígado, acatando los siguientes pasos:
Video/TCS
Te podría interesar: Los 8 pasos para tener una buena salud del corazón