Dentro del mundo de la literatura, “El Principito”, escrito por Antoine de Saint-Exupéry, es uno de los libros considerado como una lectura obligatoria. Pero un dato que muchos desconocen, es que la inspiración detrás de esta historia, radicó en la esposa de Antoine, la salvadoreña Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña.
Consuelo es la “Rosa”, de quien se hace mención en el famoso libro. Además, Suncín fue una escritora y artista. Ella era originaria de Armenia, Sonsonate; en este lugar creció, alimentando sus ilusiones de conquistar el mundo a través del universo literario.
Video/TCS. Reportaje elaborado por Diana Barillas.
Consuelo conoció a Antoine de Saint-Exupéry en la capital argentina, en 1930. Él trabajaba como piloto comercial de servicios de mensajería. El flechazo fue instantáneo. Al año siguiente, ambos se casaron. Ella se convirtió en la condesa Consuelo de Saint-Exupéry.
Su matrimonio duró 15 años, sin embargo, no estuvo exenta de problemas por la profesión de Antoine como piloto (profesión que terminó arrebatándole la vida años después), además de su éxito como artista y escritor. La pareja poco a poco se distanció, aunque según relatos, mantuvieron momentos de auténtica felicidad.
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La salvadoreña fue una destacada estudiante desde corta edad. Según indica la Asamblea Legislativa de El Salvador, en su declaración como Hija Meritísima de El Salvador, Consuelo Suncín destacó como una estudiante brillante, graduada del Instituto Central de Señoritas, obteniendo, además, una beca para estudiar en San Francisco, California, Estados Unidos.
La musa de El principito
El principito es una alegoría de la propia vida de Saint-Exupéry, de sus incertidumbres y búsqueda de paz interior.
Según muchos escritores y estudiosos de la literatura, recalcan que la rosa es Consuelo. Los tres volcanes son El Salvador. Los baobabs representan las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal.
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