El arte del bonsái se originó en China hace unos 2,000 años. Ahí, se conoce como penjing, y es un objeto de culto para los monjes taoístas. Lo conciben como símbolo de eternidad, pues el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.
Hoy en día, los amantes de la naturaleza alrededor del mundo cultivan y cuidan de sus árboles bonsái, tal cual fueran obras de arte vivientes. Tal es el caso del salvadoreño Luis Molina, considerado como el maestro de esta planta ancestral.
Video/TCS. Reportaje elaborado por Fátima Barahona.
Esa manifestación artística no es una simple adicción. Su labranza requiere compromiso, pues nos hacemos responsables de una forma viviente. Demanda paciencia y muchos años de aprendizaje constante.
La práctica de las técnicas del bonsái transmiten tranquilidad y calma. Su expresión busca encontrar la armonía, y expresar nuestro espíritu a través de él.
Para el cultivo del bonsái se debe tomar en cuenta que, en primer lugar, es un árbol. Por lo tanto, como ser vivo, requiere cuidados especiales y permanentes. De igual manera, necesita que lo poden cada cierto tiempo, a fin de conservar su tamaño y darle la forma deseada.
Existen dos tipos de poda:
- De mantenimiento, que sirve para preservar el árbol pequeño, y favorecer el crecimiento de nuevos brotes.
- Estructural o de estilo, que lo moldea, y destaca sus cualidades estéticas.
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En el país existen proyectos independientes que trabajan en promover la práctica del bonsái. Tal es el caso del vivero Xochicali, una iniciativa liderada por el ingeniero agrónomo Rigoberto López, quien se dedica a la enseñanza de esta técnica milenaria.
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Recomendaciones para preservar un bonsái
El mantenimiento y cuidado de estas especies es crucial y muy delicado. No todos los bonsáis requieren la misma manutención, pues cada uno necesita un cuidado específico. Algunas de las recomendaciones, son las siguientes:
- Elegir una ubicación adecuada según el tipo de bonsái, y sus necesidades de luz, temperatura y humedad.
- Regar el bonsái con frecuencia y cantidad suficiente, sin encharcar ni secar el sustrato.
- Abonarlo con productos específicos, y en las épocas de mayor actividad vegetativa.
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