El oficio de alfarero, a don José le ha permitido cumplir con el objetivo de crianza y cuidado de sus hijos. Un recorrido lleno de sacrificio, pero donde ha sido el escultor perfecto, tanto en el barro como en la instrucción paternal.
Su amor por sus hijos es incomparable. Desde hace algunos años, su rol de padre cambió por completo, e implicó asumir un verdadero reto, pues su compañera de vida lo abandonó.
Él, todos los días, se despide de sus tesoros, y les recuerda que su salida es para desempeñar su trabajo de alfarero. Pese a eso, con mucha alegría les recalca que al finalizar la jornada compartirán de nuevo como padre e hijos.
José Julio Lobos, quien tiene una vasta experiencia en este oficio, recuerda que desde los nueve años aprendió el trabajo, por las limitantes que su familia tenía, y la poca oportunidad para seguir una formación académica. Por ello, abandonó la escuela en segundo grado.
Cada gota de sudor en el rostro representa:
- Sacrificio
- Responsabilidad
- Afecto
- Entrega a su paternidad.
Marta González, su suegra, menciona que, en su afán, siempre lleva los insumos a sus hijos. Además, provee de recursos económicos, para que lo utilicen cuando van a su centro educativo. “Es un buen padre, se esfuerza por los niños”.
Don Julio comenta que en este Día del Padre su mejor regalo son sus hijos. Es capaz de todo para garantizar su bienestar. “Yo me siento bien tranquilo, ya que los deseaba. Gracias a Dios están ellos, tengo con quien platicar. Me quieren porque yo les he ayudado”.
Pese a que muchas veces sus jornadas son largas y cansadas, manifiesta que sus retoños son la motivación ideal para seguir adelante.
Escultor perfecto
¿Qué realiza un alfarero?
- Es el encargado de hacer las vasijas y macetas de barro.
- Es uno de los más antiguos de la humanidad. Este oficio, como muchos otros, son parte del patrimonio cultural que promueve la historia y origen de los pueblos.
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