Aquel 20 de mayo de 2023 se escribió una de las historias más tristes del fútbol nacional. Hace un año El Salvador y el mundo se llenó de luto con la tragedia ocurrida en el Estadio Cuscatlán, la cual terminó cobrando la vida de 12 personas.
Alianza y FAS cruzaban caminos en el «Coloso de Monserrat» por un boleto a la gran final del Clausura 2023. La noche de sábado inició con ambiente alegre que luego se trasformó en aflicción previo al silbatazo inicial, cuando un grupo de aficionados del cuadro albo no se les permitió ingresar a sol general, porque el sector había alcanzado su capacidad máxima.
Ya con el encuentro iniciado, la aglomeración de personas generó una estampida humana que derribó el portón de seguridad. El embotellamiento también provocó asfixia y golpes, los individuos ingresaron al terreno de juego en el intento por salvar sus vidas. Socorristas hicieron la labor de auténticos héroes, rescatando a hinchas que se desplomaban ante la falta de aire. Incluso, jugadores del elenco santaneco y capitalino practicaron labores heroicas en un momento de caos y pánico.
Más de un centenar de muertos y otros quinientos heridos fue el saldo del siniestro. Ambos equipos se enfrentan en la semifinal de vuelta este martes, un año y un día después, en el mismo campo donde tuvo lugar el catastrófico hecho.
Cambios tras la tragedia en el Estadio Cuscatlán
En esa ocasión, el torneo dio por concluido de manera prematura, luego que en todo el país no se pudiera garantizar la seguridad en los estadios.
Las medidas se incrementaron a pedido de FIFA, que envió una delegación que evaluar la situación. Posteriormente, el balón volvió a rodar con diversas prohibiciones, como la venta de bebidas alcohólicas cerca o adentro de los recintos deportivos. Aparte de ello, se le dio prioridad al cumplimiento de licenciamiento de clubes, que estuvo en boca de todos durante este torneo.
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