Abraham Loeb es profesor Ciencia y expresidente del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard. Es conocido entre la comunidad académica no solo por sus más de 1,000 artículos de investigación y ocho libros, sino también por su postura en el tema de posibles visitantes extraterrestres inteligentes.
El académico ha suscitado atención por su hipótesis sobre el objeto interestelar captado en el sistema solar en 2017, Oumuamua. En un principio, la NASA explicó que podría tratarse de un asteroide:
«El asteroide interestelar Oumuamua es pequeño pero reflectante, según los nuevos hallazgos de los científicos que apuntaron @NASAspitzer al objeto. Su superficie puede haber sido barrida de polvo y suciedad por un acercamiento cercano al Sol».
Sin embargo, Loeb apuntó que en realidad podría ser una nave nodriza emitiendo sondas muy pequeñas en su paso cercano a la Tierra.
De hecho, ha publicado un libro sobre el tema, llamado Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra.
Este año expuso sus hipótesis en un informe, junto al Dr. Sean Kirkpatrick, de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios. Esta dependencia la creó el Pentágono en 2022 para estudiar los reportes de avistamientos ovni de los pilotos de la Fuerza Aérea.
En él, expusieron que el objeto, que parecía de tono rojizo y con 400 metros de largo, fue expulsado del Sol sin dejar ninguna estela de gas y polvo. Por ello, consideraron que es «delgado y de origen artificial».
“Sus propiedades sugieren que es denso, compuesto de roca y posiblemente metales, no tiene agua ni hielo, y su superficie se enrojeció debido a los efectos de la irradiación de los rayos cósmicos, durante cientos de millones de años”, añadieron.
Los objetos IM1 e IM2
De igual forma, Abraham Loeb, con un estudiante suyo, en 2019 y 2022 encontraron objetos interestelares, bautizados como IM1 e IM2, que llegaron al Sistema Solar desde el espacio interestelar.
Según los investigadores, se movían más rápido que la velocidad de escape del Sol al ser recogidos por la “red de pesca” de la atmósfera terrestre.
Tanto IM1 como IM2 se desintegraron a baja altura en la atmósfera de la Tierra, a pesar de sus velocidades inusualmente altas.
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Especularon que, dada la fuerza «extremadamente» rara de su material, podría ser que «los meteoros interestelares no eran rocas de sistemas planetarios como los sistemas solares».
«Pero también es posible que IM1 e IM2 se muevan rápido y sean resistentes porque son de origen artificial, es decir, naves espaciales interestelares propulsadas químicamente como nuestras propias sondas interestelares, pero lanzadas hace 1,000 millones de años«, dijo en un artículo en The Debrief.
El potencial de vida extraterrestre
En una entrevista con XL Semanal, explayó que un posible encuentro con vida más inteligente representaría un giro radical en la historia de la humanidad:
«Si nos topáramos con otros seres inteligentes, eso cambiaría radicalmente la imagen de lo que somos, de lo que representamos. Además, las inteligencias extraterrestres podrían multiplicar nuestro conocimiento de forma imposible de cuantificar. Sería como si una persona de la Edad Media fuera catapultada al siglo XXI».
El tema ovni se ha convertido en materia prima en el debate público, luego de las declaraciones del exoficial de la Fuerza Aérea, David Grusch, ante el Congreso de EE. UU. Afirmó que el Gobierno americano tiene en marcha programas de recuperación de naves no humanas, que en unos casos, traían material biológico «no humano».
El tema es tan candente que hasta la NASA designó un panel de 16 científicos para que investigara el fenómeno ovni desde el lado científico. El mismo emitirá un informe este mes detallando sus conclusiones, según el administrador Bill Nelson.