Durante últimos días, El Salvador ha experimentado intensas y severas lluvias que han comenzado a generar afectaciones en los cultivos de frijol. Francisco Chávez, agricultor del cantón El Cerrito, de Armenia, sabe de primera mano sobre esta situación, pues reporta que, tras las primeras lluvias, ya hay varios daños y pérdidas en sus plantaciones.
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“Estamos muy preocupados por la cosecha de frijol de invierno, le llamamos nosotros, la que sembramos en mayo y junio, porque hasta ahorita nosotros aquí en el sector donde yo pertenezco… hemos tenido una pérdida que hasta el momento la valoramos en un 35%, lo que es el equivalente a unas 60 manzanas de frijol”, señaló el agricultor.
Para los agricultores del sector, lo anterior se produce principalmente por las lluvias, las cuales al ser tan intensas terminan pudriendo las plantas de frijol.
¿Cuál es el panorama para la agricultura ante los próximos meses de lluvias?
Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), señaló que desde esa entidad ya había advertido que este invierno no sería tan favorecedor para el sector agropecuario, principalmente por la transición del Fenómeno del Niño al de La Niña. Este último, tiene un impacto significativo en la formación de tormentas y huracanes.
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En ese contexto, se prevé que agosto y septiembre serán los más lluviosos del 2024, justo en esos meses, se realiza la mayor cantidad de siembra de frijol, la cual podría verse afectada por estas condiciones.
Ante esto, las estimaciones de Campo son que el déficit de producción de frijol en 2024 será de 551,720 quintales.
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Afectaciones en cultivos por lluvias en exceso
La lluvia es una bendición para la agricultura, ya que es vital para el crecimiento de los cultivos. Sin embargo, las tormentas también pueden tener efectos negativos en la cosecha, especialmente si son muy fuertes o prolongadas.
Las tormentas pueden afectar a las cosechas de varias maneras. Por un lado, la lluvia excesiva puede provocar inundaciones y dañar las raíces. Esto puede hacer que los cultivos sean más susceptibles a enfermedades y plagas, lo que a su vez puede reducir el rendimiento de la cosecha.
Por otro lado, los fuertes vientos que acompañan a las tormentas pueden partir o doblar las plantas, especialmente si aún no han madurado. Además, esta situación puede comprometer su capacidad para producir frutos o semillas, lo que reduciría la producción de la cosecha.
Pese a ello, las tormentas también pueden dañar las estructuras de las granjas y los almacenes, provocando así la pérdida de la cosecha almacenada.
