A medida que aumentan las infecciones por covid-19 en China, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de E.E.U.U. están considerando evaluar muestras de aguas residuales tomadas de aviones internacionales para rastrear nuevas variantes emergentes.
Por su parte, Stella Kyriakides, responsable de la Comisión de Salud de la Unión Europea (UE), envió una carta a los 27 Estados miembro tras una reunión del Comité de Seguridad Sanitaria.
Kyriakides subrayó que Europa debe detectar y estar preparada para reaccionar rápidamente si aparece una nueva variante del virus SARS-CoV-2.
“Me gustaría invitarlos a evaluar sus prácticas nacionales actuales sobre la vigilancia genómica del virus SARS-CoV-2. Al mismo tiempo, sería importante continuar o iniciar la vigilancia de las aguas residuales”, que incluiría las de los principales aeropuertos, señaló la comisaria europea de Sanidad en la misiva dirigida a las autoridades sanitarias de los miembros del bloque.
La secuenciación genómica de aguas residuales ofrecería una mejor solución para rastrear el virus y retrasar su entrada a otros países, en lugar de las nuevas restricciones de viaje anunciadas esta semana por los Estados Unidos y otros países, que requieren pruebas covid-19 negativas obligatorias para los viajeros de China, según sostuvieron al menos tres expertos en enfermedades infecciosas.
Propagación de casos por covid-19 en China
Para el doctor Michael Osterholm, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota, indicó que las restricciones de viaje, como las pruebas obligatorias, hasta ahora no han logrado frenar significativamente la propagación del covid-19 en el país asiático.
“Parecen ser esenciales desde un punto de vista político. Creo que cada gobierno siente que será acusado de no hacer lo suficiente para proteger a sus ciudadanos si no hace esto”, dijo Osterholm.
Las autoridades de China han expresado que las críticas a sus estadísticas de covid-19 son infundadas y minimiza el riesgo de nuevas variantes.
No obstante, las dudas sobre los datos oficiales chinos han llevado a países como Estados Unidos, Italia y Japón, a imponer nuevas reglas de prueba a los visitantes chinos cuando Beijing levantó los controles de viaje.
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