Se trata de un entrenador con mucha personalidad, al que le gusta hacer las cosas a su manera, su sistema habitual es el 4-3-3, con un pivote defensivo y dos más creativos y un solo delantero puro.
Acostumbra a llevar una camiseta por dentro y un aspecto muy cuidado. De la Barrera está muy bien considerado, especialmente porque pudo llevar a la Cultural a Segunda División tres décadas después realizando un fútbol ofensivo y plástico que maravilló a la parroquia leonesa.
Trata de asistir a todas las conferencias, simposios y charlas de fútbol que se actúan cerca de su entorno. Su idea es estar en permanente formación.
Según unas declaraciones en ‘La Voz de Galicia’, “Rubén se ha construido, con base en sus inquietudes, a conocer todo tipo de perfiles, tan variopintos como pueden ser unos relacionados con Guardiola y otros a un estilo totalmente diferente”.
Se declara un defensor a ultranza de la “variabilidad” y de “exprimir todas las posibilidades”. Igual que Garitano, no se quiere limitar solo a una forma de jugar, aspirar a ser “capaces de someter a través de la gestión del balón y, por otro, ser un equipo fuerte, tremendamente organizado en los momentos que no somos poseedores”.
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