Luciana Sandoval volvió a acaparar todas las miradas de los asistentes y televidentes de Yo me llamo en la séptima gala, no solo por su impecable presencia en el escenario, sino también por su preparación previa y una coincidencia inesperada que se robó los comentarios de la noche.
Esta vez, Luciana vistió dos atuendos distintos: uno como presentadora de la gala y otro para acompañar a Henry Urbina con una enérgica coreografía en el Escenario de los Sueños.
El primer vestuario fue un elegante vestido negro con brillos, largo, con cola y escote corazón, sujetado a los hombros con lazos que evocaban el estilo de una chonga, dejando la espalda descubierta con una pronunciada abertura en V. El peinado fue un homenaje a los 90, con un efecto blowout que le aportó volumen y sofisticación. Complementó el estilo con pendientes de flores plateadas y un maquillaje en tonos nude que resaltó su belleza natural: sombras brillantes, labios suaves, pestañas alargadas y cejas perfectamente definidas.
Este look no pasó desapercibido, especialmente cuando Luciana notó que sin querer había hecho match con la imitadora de Marisela. Ambas llevaban vestidos negros con brillos y la complicidad entre las dos se dejó ver en un breve intercambio de palabras: “Marisela, hoy venimos machín, por supuesto. ¡Qué lindo look!”, comentó Luciana. La imitadora, sonriendo, respondió: “Y tú igual, bellísima como siempre”.
Más allá de la coincidencia estética, este momento fue especial para Luciana, quien en otras galas ha confesado ser admiradora de Marisela, al punto de declararse parte de las “damas de hierro”, como se hacen llamar las seguidoras de la artista original.
El segundo vestuario fue también de brillos en tono planeado con fondo rosado, corto y con la espalda descubierta sujetado con lazas delgadas fue ideal para presentarse junto a Henry en una coreografía de “Livin’ la vida loca” en el Escenario de los Sueños.