Bayern Múnich acabó pidiendo la hora ante el Holstein Kiel, en un partido que tenía en el bolsillo y que, de forma imperdonable, acabó pidiendo la hora tras una desconexión absoluta del equipo para vencer 4-3.
Los de Kompany tuvieron que batallar contra un rival que plantó a sus once jugadores en la frontal del área, en un ejercicio de supervivencia más que complicado.
Kimmich se la puso por encima de la defensa a Olise y este centró raso atrás para que Musiala la cruzara haciendo el primero (19′).
La lógica decía que el Bayern iba a lograr desgastar al Kiel hasta encontrar los remates y se cumplió esa máxima.
Los locales necesitan solo una y así fue con el inglés, quien, en el descuento del primer tiempo, de cabeza, remató un balón de Coman (45′). Y fue decisivo Kane, porque recién arrancaba la segunda parte dejó la tarea hecha con otro testarazo, este con mayor dificultad, asistido por Guerreiro (46′).
Gnabry, que entró por un tocado Olise tras el primer tiempo, hizo una maravilla de sombrero y le pegó sin que votara para sentenciar (54′). Excusa perfecta para que Kane, Coman y Pavlovic descansaran, viendo desde el banquillo como el Kiel maquillaba el resultado con un disparo espectacular de Porath (64′).
Susto para el Bayern Múnich.
El Bayern se dejó llevar, perdió balones sin presión y pareció desconectar con la realidad del partido. Se dio cuenta el Kiel que, al contrario, intentó aprovecharse de eso.
Skrzybski en el 91′ marcó en lo que parecía anecdótico, pero, tras una empanada espectacular de la defensa bávara, puso el miedo en el cuerpo de los locales con otro tanto inmediato (93′). Tuvo suerte el Bayern de que no quedara tiempo, pero las sensaciones aun la victoria no pueden ser positivas.
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