Cada 24 de marzo, la Iglesia católica de El Salvador conmemora el aniversario del martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, quien en vida fue arzobispo de San Salvador y murió asesinado mientras oficiaba una misa en la capilla Divina Providencia de esta capital.
En el marco de esa fecha, cientos de feligreses acudieron hasta la cripta de la Catedral Metropolitana para rendir homenaje al primer santo salvadoreño. Algunos llegaron con flores o velas como una muestra de agradecimiento por algún milagro o petición cumplida, mientras otros se arrodillaron frente a la tumba de Romero para elevar una plegaria y mostrar su fe y devoción por el mártir, recordando su legado en la lucha por la defensa de los más desprotegidos.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Santiago Hernández.
Entre los visitantes se encontraba fray Cristóbal Díaz, quien expresó: «(Monseñor) recibía a tantas familias, a tantas madres, a tantos padres, que venían a decirle de sus hijos desaparecidos. Entonces, recoger esas voces, trasladarlas a las autoridades, darlo a conocer, esa era una gran labor que el pueblo le reconoce a él».
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La voz de los sin voz: el legado de Monseñor Romero perdura
A Romero se le recuerda por su compromiso con los pobres y oprimidos, defendiendo siempre la dignidad humana frente a la represión y la violencia que azotaban El Salvador en tiempos de guerra civil. Su lucha por la justicia y su firme postura contra las violaciones de derechos humanos lo convirtieron en un símbolo de valentía.
La canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue un evento histórico, que tuvo lugar el 14 de octubre de 2018, cuando el papa Francisco lo proclamó santo. Este reconocimiento oficial consolidó su legado como un mártir de la fe, después de su beatificación en 2015.