La Semana Santa es una de las temporadas más esperadas del año para disfrutar en familia o con amigos en la playa. Pero, entre la alegría, la brisa y las olas, se esconde un peligro que puede convertirse en tragedia si no se toman las precauciones necesarias: las corrientes marinas.
En cuestión de segundos, una persona desprevenida puede ser arrastrada mar adentro hasta 150 metros, lo que puede generar pánico, desorientación y, en el peor de los casos, la muerte. Juan Carlos Aguilar, guardavidas de Cruz Roja Salvadoreña, advierte que “cuando las personas pierden el control, pueden ser fácilmente arrastradas por una corriente de retorno. La clave está en mantener la calma y no nadar en contra de la corriente”.
Video/ TCS/ Reportaje elaborado por Diana Rivas
¿Qué hacer si una corriente lo arrastra?
Aguilar recomienda nadar en paralelo a la orilla, ya que las corrientes suelen seguir una sola dirección. “Cuando nadamos en paralelo, estamos buscando la salida de la corriente. Si esta va en línea recta, es mejor buscar las áreas laterales”, explicó.
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Además, es fundamental respetar la señalización en las playas. Gloria Marina Saldaña, presidenta de Cruz Roja en La Libertad, recuerda que los banderines instalados alertan sobre las condiciones del mar: “El rojo indica zona prohibida para bañarse e ingresar al mar; el amarillo sugiere precaución, y el verde señala una zona segura para todos los visitantes”.
Video/ TCS
Corrientes más comunes en El Salvador
Entre los tipos de corrientes más comunes en las playas salvadoreñas están las corrientes de resaca, que se forman cuando el agua acumulada en la orilla regresa al mar a gran velocidad, alcanzando hasta 2.5 metros por segundo.
Otro tipo son las corrientes de retorno, que fluyen paralelamente a la costa y pueden alcanzar velocidades de hasta un metro por segundo, capaces de arrastrar a una persona entre 18 y 60 metros en solo un minuto. Además, factores como la velocidad y la dirección del viento influyen en la intensidad y forma del oleaje.