El sonido de las chicharras puede ser estridente para algunas personas, pero nostálgicas para otras, porque les recuerda a su infancia. El ingeniero agrónomo, Geovanny Castillo, comentó sobre la existencia de este tipo de animales, así como su sonido peculiar.
Video TCS/ Reportaje elaborado por: Yesenia Aguilar.
Se aproxima la Semana Santa y ya se escucha el canto de las cigarras o chicharras, como comúnmente se conocen en el país. Esta especie de insectos mide aproximadamente entre 3 y 5 centímetros.
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), en El Salvador, la especie que más abunda es la quesada gigas, de la familia Cicadidae, y su canto, que suele escucharse durante el día y al anochecer, es un llamado para aparearse con la chicharra hembra.
El tiempo de vida de este insecto en la superficie es corto, básicamente solo se reproducen y después mueren.
Se alimentan de la savia de las raíces, cuentan con tres ocelos o falsos ojos, y en el caso de los machos, con órganos productores de sonidos ubicados en el abdomen.
Chicharras
El ciclo de vida de estos insectos es largo, comenzando cuando las hembras ponen sus huevos en los árboles y posteriormente las ninfas caen al suelo para enterrarse durante un periodo de 2 a 17 años.
Según expertos, las chicharras no cantan, sino que, como el caso de los grillos, estridulan; es decir, emiten un sonido estridente que se relaciona con la entrada del verano en los países del norte, y por la llegada de la Cuaresma o Semana Santa en los países centroamericanos. El sonido lo emiten ocultas en las ramas más altas de los árboles.
Un dato curioso es que las chicharras son sordas. Las hembras no son atraídas por el sonido, sino por las vibraciones del sonido que proviene del macho. Estos pequeños insectos no muerden ni pican, ni suponen plaga o riesgo alguno para ningún cultivo o para el ser humano, pues solamente cantan para anunciar la Semana Santa.
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