Como se está convirtiendo en una costumbre, una vez más se reúnen miles de personas para protestar contra la reforma judicial que impulsa Benjamín Netanyahu. La ciudad de Tel Aviv, como escenario principal, vuelve a ser foco de manifestaciones populares. Sin embargo, no solo se concentran ahí, sino también en otras urbes de Israel.
El día de ayer, por 18 semanas consecutivas, los israelitas salieron a las calles para bloqueando una de las arterias principales de tráfico en la ciudad de Rehovot, localidad que se encuentra en el centro del país.
OREN ZIV / AFPTV / AFP.
En la plaza Habima, manifestantes marcharon por la calle Kaplan, ondeando banderas de Israel, y cantando consignas en contra del primer ministro Netayahu.
El pasado 27 de marzo, fue el mismo primer ministro quien aseguró hacer una «pausa», como medida de dar una oportunidad al diálogo. Sin embargo, a pesar del aviso, las movilizaciones no menguaron. A través de un comunicado, las mismas organizaciones lo han acusado de querer transformar al país a una dictadura, que clasificaron como «peligrosa y mesiánica».
Antecedentes de la propuesta de reforma judicial en Israel
Según lo han mencionado diferentes analistas políticos, y lo expresa la población israelí, la reforma del Gobierno contempla la limitación de la autoridad a la Corte Suprema, y otorgarle más poder a los políticos para seleccionar a los jueces. Medida que no cae en gracia para la población, ya que se terminaría con la separación de poderes.
Ante tal decisión, el apoyo social que tenía Netanyahu ha disminuido considerablemente. El último sondeo de opinión realizado refleja un 53% de ciudadanos que consideran a la reforma como perjudicial para el país, mientras que el 60% aseguró no sentirse identificado con el Ejecutivo.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, aseguró estar manteniendo reuniones y negociaciones con miembros del Gobierno y oposición, desde el pasado 28 de marzo. El objetivo, llegar a un concenso que permita crear compromisos sobre los términos de la reforma.
Sin embargo, los portavoces de las organizaciones que se manifiestan en las calles, aseguran que no están dispuestos a entregar la democracia y defenderán al Estado.
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