El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva destituyó al comandante del Ejército, el general Julio César de Arruuda, a pocas semanas de que se perpetrara el intento golpista por la oposición en Brasilia.
La destitución de Arruda, quien asumió el cargo desde el pasado 28 de diciembre, fue comunicado este sábado 21 de enero por medios locales. Su reemplazo será el general Tomás Miguel Ribeiro Paiva, comandante del ejército del sureste. Así indicaron los primeros reportes de la prensa.
Ante la destitución, el Ejército de Brasil y el Ministerio de Defensa no han presentado ninguna reacción ni postura sobre el tema.
El mandatario de Brasil esta misma semana denunció que:
Los servicios de inteligencia fallaron el 8 de enero, cuando los simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro asaltaron edificios gubernamentales en Brasilia. Acción que Lula no dudo en decir que, no se descartaba una ayuda por parte de los mismos miembros que forman parte del gobierno.
El mandatario, en conferencias a los medios, anteriormente había señalado que sospechaba del apoyo de «gente de las fuerzas armadas» en la insurrección.
Evento que fue protagonizado por miles de partidarios de Bolsonaro quienes invadieron y saquearon el edificio del Congreso, el Palacio Presidencial y la Corte Suprema.
Últimos movimientos del comandante
El comandante del ejército destituido asistió ayer a una reunión con Lula, acompañado por los comandantes de la Armada, Marcos Sampaio Olsen, y de la Fuerza Aérea, Marcelo Kanitz Damasceno, indicaron medios locales.
Luego de esta reunión, el ministro de Defensa, José Múcio Monteiro, dijo que los puntos abordados en la reunión fueron distintos a los disturbios ocasionados el pasado 8 de enero, pero recalcó que cualquier participación de personal militar en los disturbios sería sancionada conforme a lo establecido por el nuevo gobierno.
El gobierno de Lula ha reivindicado que eliminará de las fuerzas de seguridad a los leales a Bolsonaro.
Muchos de los manifestantes que se amotinaron en Brasilia, pidieron un golpe militar para restaurar a Bolsonaro en el poder, actos ilegales catalogados así, por el gobierno de Lula.
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