Cada 31 de enero es el Día Internacional del Mago y, en el marco de esa fecha, le compartimos las historias de dos maestros de la magia que con sus trucos y talentos han sorprendido a muchos salvadoreños.
La magia es una disciplina fascinante que fusiona arte, ciencia y creatividad, llevando al espectador a un mundo de asombro y misterio donde lo imposible parece hacerse realidad. Cada truco es una obra maestra que juega con las leyes de la percepción, y desafía la comprensión humana.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Maziel Méndez.
Edgar Zavala, conocido en el mundo del ilusionismo como el mago Renix, ha convertido el arte de la magia no solo en un estilo de vida desde hace seis años, sino también en una fuente de ingresos.
«Me metí en el mundo de la magia cómica, pero después de ver videos de otros magos de México, me impresioné y dije: «Un día quiero ser como ellos» y fui tratando la manera de meterme en este rubro».
Para Renix, una de las mayores satisfacciones de ser mago es observar la expresión de asombro y maravilla en el rostro de los espectadores.
«La ilusión de nosotros es dejar ilusionada a las personas y que digan «¡Wow!, ¿cómo lo hizo?» La idea es que las personas se queden impresionadas, que queden encantadas también del trabajo de uno y que se vayan con el sabor dulce».
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Las hazañas del mago Francis Fancis
Pero la magia no se trata solo de trucos con las manos, sino de cómo se gestiona la conexión con el público, cómo se les involucra y se les hace sentir parte del acto. Así lo resalta el mago Francis Fancis, quien ha dedicado 50 años de su vida a este arte.
«Nosotros somos ilusionistas porque lo que hacemos es crear una ilusión, hacemos truco, no lo negamos nunca, es un engaño honesto, por eso si un mago no te engaña bien, el público se enoja».
Francis Fancis alcanzó popularidad en los años setenta, cuando replicó y mejoró los trucos del famoso ilusionista Harry Houdini.
«Empecé a fantasear de que un día yo iba a escapar de un baúl con cadenas y que iba a superar a Houdini. Yo iba esposado de las manos, con esposas de policías, grilletes y cadenas en los tobillos, dentro de un saco de telas cerrado con cadenas y candados la boca del saco y con una jaba de platina de hierro y en los espacios de las platinas de hierro había cuerdas. En cuestión de un minuto y segundos, tu servidor salió libre de todo eso».
Mientras que, en los años noventa se enterró vivo en un ataúd durante cinco días en el Parque de Pelota. ¿Cómo logró sobrevivir? Jamás lo sabremos, porque un buen mago nunca revela sus secretos.