La ciudad de Cojutepeque, en el departamento de Cuscatlán, alberga una riqueza natural. Este tesoro es el cerro de Las Pavas, el cual se ubica a 34 kilómetros al oriente de San Salvador.
La colina es un punto de bosque que guarda un atractivo natural y un sello espiritual, en el que más de un salvadoreño se ha refugiado, en busca de descanso físico o del alma.
Los lugareños lo han denominado, por años, como «el camino de los gatos». El profesor Francisco Berciano, explica el porqué de este peculiar nombre.
Video/TCS. Reportaje elaborado por Alex Rivas.
En el camino se respira un ambiente muy fresco. La espesa capa de vegetación que rodea al cerro es impresionante.
Sin duda, los árboles del lugar producen un clima fresco en cualquier época del año. Su ubicación montañosa se aleja mucho de las presiones y el bullicio que hay, a diario, en la ciudad de Cojutepeque.
Sin embargo, el historiador Luciano Alvarado expresó que, en su época, utilizaban este camino para compartir aventuras entre amigos, y un que otro romance.
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No obstante, los lugareños recuerdan emplear la colina como atajo para llegar a otros puntos del municipio; incluso, Danilo Cruz expresó que utilizaba este camino en su niñez, para poder jugar con sus amigos.
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Cerro de las Pavas
El cerro de Las Pavas tiene un atractivo aún más especial: la famosa gruta de la Virgen de Fátima. Todos los años, cada 13 de mayo, se convierte en un centro de peregrinación para miles de católicos salvadoreños.
Según la tradición, en la gruta de la colina, mora la imagen de la Virgen de Fátima. La historia cuenta que apareció en Portugal.
Los numerosos peregrinos que llegan a la gruta se mueven por la fe de que realiza milagros. Estos aprovechan su visita para pedir un deseo, en favor de ellos mismos o alguno de sus familiares.
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