Los y las geriatras son médicos expertos en el cuidado de los adultos mayores. Además, tienen el especial conocimiento de enfermedades que comúnmente aquejan a los ancianos, en cómo prevenirlas, manejarlas y todo el proceso de envejecer, así como aspectos psicológicos y sociales que habitualmente acompañan este proceso.
Además, entre las principales enfermedades que presenta una persona adulta mayor son:
- Demencia
- Caídas
- Incontinencia urinaria
- Osteoporosis
- Depresión
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Según el Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN), en el país hay 1,079,040 de personas de la tercera edad, que al sobrepasar los años comienzan a sufrir complicaciones en la salud.
La asociación de geriatría de El Salvador aseguró que aproximadamente hay entre 18 a 22 geriatras en el país, por lo que no basta con los más de 1 millón de personas que viven en el país de la tercera edad.
La especialista, Linda Borja, especificó que una de las razones principales del porqué existe una cantidad limitada de geriatras es porque ya no existe dicha especialidad en el país.
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La Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad (FUSATE), tiene cerca de 33 años brindando atención integral de forma gratuita a los adultos mayores que más lo necesitan.
La presidenta de FUSATE, Olga Miranda, subrayó la importancia de un geriatra en la vida de este grupo de la tercera edad.
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¿Qué tipo de pacientes necesitan geriatras?
Hay varios grupos de adultos mayores que requieren el cuidado de un geriatra:
- Mayores de 65 años sanos, en los cuales es necesario enfocar actividades preventivas personales para lograr un envejecimiento exitoso.
El control anual permite la recomendación de estilos de vida, nutrición, ejercicio físico, actividad mental, exámenes personalizados y vacunas específicas para este grupo de pacientes.
- Mayores de 65 años con más de tres enfermedades crónicas, que habitualmente ingieren más de cinco fármacos diferentes.
El foco en estos pacientes es evitar la interacción de medicamentos que produzcan eventos adversos.
- Pacientes mayores de 80 años, con o sin patología crónica. Estos pacientes presentan disminución de sus capacidades fisiológicas y están expuestos a presentar enfermedades agudas que con facilidad necesitan de hospitalización para mejorarlos.
Desde el año 1992, la Asamblea Legislativa declaró cada enero como el mes de la persona adulta mayor como un reconocimiento para las personas que han llegado a esa etapa de su vida.
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