Cada 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, una fecha proclamada por la UNESCO en 1995 con el objetivo de fomentar la lectura, la escritura, la investigación y el estudio. Además de reconocer el legado de grandes escritores como William Shakespeare, Miguel de Cervantes y el Garcilaso de la Vega, todos fallecidos un 23 de abril, esta jornada también busca resaltar la relevancia de los derechos de autor como base para proteger la propiedad intelectual.
A través de una publicación especial en su cuenta de X (antes Twitter), la UNESCO recordó cómo en 1952 se estableció la Convención Universal sobre el Derecho de Autor, introduciendo el símbolo © como estándar mundial. Esta iniciativa permitió a creadores de todas las disciplinas salvaguardar sus obras y compartirlas globalmente con reconocimiento. “Desde libros hasta música, desde la investigación hasta el arte, los creadores merecen protección y reconocimiento”, subrayó la organización.
El hábito lector en tiempos de cambio
En El Salvador, la celebración del Día del Libro también invita a reflexionar sobre los nuevos retos y oportunidades para fomentar la lectura. Aunque las dinámicas sociales y tecnológicas han transformado la forma en que las personas acceden a los libros, la necesidad de comprender lo que se lee sigue siendo fundamental.
Rodolfo Domínguez, director de un centro educativo, destaca que Es importante fomentar en las nuevas generaciones la lectura comprensiva, es decir, leer, entender y analizar todo lo que se lee. «Eso también marca la vida y el profesionalismo de nuestros estudiantes”.
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Aunque el libro impreso sigue teniendo fieles lectores, los hábitos han evolucionado. Según datos de Printing Impressions, el 65% de la población prefiere leer en formato digital, el 21% se mantiene fiel al papel y el 14% opta por los audiolibros. Esta diversidad de formatos refleja una transformación cultural, donde el acceso a la lectura se adapta a estilos de vida más dinámicos.
Para Erasmo Ayala, subdirector de un centro educativo, el interés es clave. «Para leer se requiere disposición, interés y buena voluntad. El espacio puede variar: una silla, una mesa o cualquier rincón tranquilo. Pero el punto medular es el deseo de leer”.