En febrero de 2021, en Dosert, Inglaterra, un adolescente envió un mensaje de texto a un contacto al que llamaba «Hombre» preguntando por un trabajo.
El joven recibió una respuesta casi instantánea en la que le informaba que sí había trabajo y que en dicho empleo iba a obtener un teléfono nuevo.
Sin embargo, la actividad consistía en traficar drogas y viajar por todo el país a las órdenes de una banda de narcotraficantes. Por lo tanto, el chico aceptó.
15 días después de empezar a trabajar para la banda, fue detenido en el norte de Gales por vender heroína y cocaína.
El joven fue detenido por los agentes, pero se negó a cooperar con la justicia, así que recurrieron a sus teléfonos incautados para reconstruir los hechos.
Los dispositivos abrieron una ventana al sombrío mundo de un niño traficante de drogas, controlado y explotado por delincuentes adultos.
Adolescente
Los datos del teléfono revelaron que el chico había reservado un gran número de taxis, mientras se movía por el país traficando.
Entre tanto, la sección de notas del teléfono registraba sus ingresos, sus deudas y cuánta droga le quedaba por vender.
En el pasado, el adolescente ya había sido procesado por delitos de drogas, pero en este nuevo caso la policía y los fiscales optaron por la vía más difícil, de tratarlo como víctima y perseguir a quienes lo controlaban.
«Se trataba de un joven que había sido víctima de la trata en todo el noroeste», explicó el comisario Simon Williams, de la policía de Gales del Norte.
«Probablemente, corría más riesgos de los que él mismo creía. Así que, en mi opinión, era una víctima, no un agresor«, acotó.
Los agentes descubrieron que el joven vivía en un centro de acogida y que él había publicado en una red social su disponibilidad para ser traficante de drogas.
A medida que las autoridades acumularon las pruebas, siete miembros de la banda admitieron su culpabilidad.
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