Todo trabajo requiere pasar por situaciones adversas, pero al elaborar pozos artesanales es más complicado y demanda más fuerza por parte del trabajador. A continuación, le contamos la historia de un salvadoreño que por años se ha dedicado a este oficio.
Desde muy temprano, y mientras transcurren las horas bajo el sol, así es el trabajo que desempeña don José Ordoñez. Él es experto en la construcción de pozos artesanales. Su día a día es acompañado por palas, cubetas y otros elementos que sirven para ir profundizando hasta encontrar agua.
En su experiencia, cuenta que, desde su juventud, conoció esta forma de ganarse la vida, al punto de que cuando sintió que podía hacerlo por sí solo, se lanzó a trabajar sin ayuda. “Así es como me vine encaminando, llegó a gustarme”, dijo.
¡Pozos artesanales un trabajo pesado!
Aseguró que, pese a que es pesado y peligroso, es muy bien recompensado su pago, pero que no todos son capaces de ejecutarlo.
Son largas las horas en que pasa picando la tierra, y todo depende de las capas que encuentre. En algunas ocasiones, hay unas que son demasiado duras, que parecieran que tuvieran mezcla. “Allí es lo difícil”, agregó don José.
En su faena, el apoyo para su esposo es fundamental, ya que ella le ayuda a remover la tierra tirando de una polea, así es como sacan con cubetas toda la tierra que se extrae para lograr hacer el pozo. La profundidad va de tres a cuatro metros, sin duda es mucha la tierra que se mueve hasta alcanzar una vena de agua.
Video/TCS/Reportaje Elaborado por: Ricardo Grijalva
En su vasta experiencia, él explicó que, inclusive, la profundidad puede ser de 125 metros de hondura, una modalidad que permite a pequeños, medianos y grandes productores acceder a fuentes de agua, para el riego de cultivos y consumo animal.
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