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viernes, 22 noviembre, 2024

Especie primitiva enterraba a sus muertos 100,000 años antes que el Homo sapiens

Las prácticas mortuorias, incluyendo los entierros, implican un cierto nivel de desarrollo del cerebro, por su carácter simbólico.

Unos investigadores de diversas universidades de todo el mundo descubrieron, luego de excavaciones ejecutadas en el sistema de cuevas Rising Star, en Sudáfrica, nueva evidencia de que una especie anterior a los seres humanos actuales (Homo sapiens), llamada Homo naledi, realizaba actos funerarios para enterrar a sus muertos.

«Estos son los entierros más antiguos registrados hasta ahora en el registro de homínidos, anteriores a la evidencia de entierros de Homo sapiens por al menos 100,000 años«, dicen los autores en el abstracto del estudio, cuya versión preliminar está publicada en el repositorio en línea de acceso abierto, bioRxiv.

Así lo informó el Museo de Historia Natural de Londres:

«¿Han descubierto los investigadores el entierro humano más antiguo de la historia? Una nueva investigación sugiere que el Homo naledi, de 300,000 años de antigüedad, enterró a sus muertos y produjo arte. De ser cierto, tendría un profundo impacto en nuestros propios orígenes».

Los autores detallan que una combinación de evidencia geológica y anatómica, muestra que los homínidos cavaron hoyos que interrumpieron la estratigrafía del subsuelo, y enterraron los restos de individuos de su especie.

«Estos entierros, junto con otras pruebas, sugieren que Homo naledi pudo haber llevado a cabo diversas prácticas mortuorias, dentro del sistema de cuevas«, señalan.

Hasta ahora, se pensaba que solo los humanos modernos del Pleistoceno tardío, y los neandertales, enterraban a los fallecidos de su especie. Con el descubrimiento, esa concepción cambia, pues sugiere que las prácticas mortuorias no se restringían solo a especies más avanzadas.

Las especies antes dichas enterraron cuerpos dentro de pozos antropogénicos, depresiones naturales y nichos rocosos, en posturas variadas. En unas ocasiones, solos, y en otras, varios cuerpos juntos.

El entierro deliberado de los mismos de una especie se asocia con la capacidad del cerebro de producir significados simbólicos, con cierto nivel de abstracción.

A medida que el cerebro humano ha evolucionado y crecido en volumen, la especie ha desarrollado sus habilidades cognitivas, siendo capaz de crear complejos sistemas de símbolos, como el lenguaje y otras prácticas con significado, diferenciándose de otros animales.

Las marcas rupestres

En una investigación paralela, los autores encontraron que los Homo naledi dejaron grabados y diseños rupestres en las paredes de cuevas y otras superficies, que datan de entre 241,000 a 335,000 años atrás.

Agregan que, en un principio, se creyó que esta habilidad, también relacionada con el nivel cognitivo, era exclusiva de los Homo sapiens. Sin embargo, trabajos recientes demostraron que otros grupos de homínidos también dejaron tales marcas, como los neandertales, y posiblemente, los Homo erectus del Pleistoceno medio.

«Tales signos duraderos indican una intencionalidad característica de la creación de significado (Kissel y Fuentes 2018), que se ha argumentado que requiere niveles significativos de habilidades cognitivas, que no se encuentran en especies con cerebros más pequeños» finalizaron los autores.

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