"Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diferentes fuerzas, ha sido alentada por el Creador en un corto número de formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, infinidad de formas, de las más bellas y portentosas". -Charles Darwin, párrafo final de El origen de las especies.
Esta es la primera nota de una serie de entregas donde se aborda la evolución de la vida en la Tierra, desde la formación de microorganismos en los océanos del planeta, que dieron paso a la creación del famoso ancestro universal. Del cual, según las teorías, todos descendemos, hasta la misma evolución de los homínidos, que derivaron en el ser humano actual, el Homo sapiens.
Primero hay que entender qué se entiende por el término «evolución». Los investigadores de la Universidad de Colorado, Gerald y Teresa Audesirk, y el de la Universidad de Massachusetts, Bruce Byers, en su libro La vida en la Tierra (2003), brindan una definición sencilla:
«La evolución es la teoría unificadora que explica el origen de las diversas formas de vida como resultado de cambios en su composición genética. Estipula que los organismos modernos descendieron, con modificaciones, de formas de vida preexistentes».
Como se ve, para que un objeto material (un ser vivo) o inmaterial (un pensamiento) «evolucione» o cambie, es necesaria una condición previa: que exista (concepción similar a Descartes: pienso, luego existo). Si no se da esta obvia, pero clave situación, no puede haber evolución de nada.
Por lo tanto, todas las formas de vida que hay en la actualidad, ya existieron en un pasado en menor grado de evolución, y en un contexto específico. Como todas, debieron atravesar su propio proceso evolutivo.
Sin embargo, ¿cuál fue el mecanismo que potenció la generación de vida inteligente, avanzada y compleja? Pues bien, la ciencia no tiene una respuesta… completa.
Las dudas de Darwin
Ni siquiera Darwin tenía dicha certeza, y en el párrafo final de su ilustre libro, El origen de las especies, en el encabezado en esta nota, determinó que en el principio… «el Creador» dio el aliento de vida a un ser vivo.
Sin embargo, en su correspondencia privada apuntaba al origen de la vida en la química, y por supuesto, en un estado líquido:
«En algún pequeño charco caliente, con toda clase de sales fosfóricas y compuestos amoniacales, luz, calor, electricidad, etc., presentes”.
El 14 de mayo pasado, se cumplieron 167 años de que el naturalista dio el primer plumazo a su icónico texto:
«Hace 167 años, Charles Darwin comenzó a escribir su libro, El origen de las especies, sentado en el estudio de su casa de campo en Down, Inglaterra».
¿Desde cuándo hay vida en la Tierra?
Se calcula que nuestro planeta nació hace 4,500 millones de años, y que la vida existe desde hace 3,800-3,900 millones, en forma de bacterias comunes y arqueobacterias.
Sin embargo, los fósiles más antiguos encontrados, con un buen grado de certeza, datan de hace 3,465 millones de años atrás.
Sea cual sea el punto de referencia, lo cierto es que hubo un periodo considerable en el que nuestro astro no albergaba las condiciones necesarias para la generación de vida.
Además, no hay evidencia conclusiva sobre si la misma tuvo un origen restringido a la Tierra, o si se pudo haber formado por el impacto de meteoritos, cometas u otros cuerpos en la superficie, que cargaban elementos que facilitarían la generación de vida.
Los requisitos esenciales
Lo que se tiene claro es que surgió en el agua (H2O), siendo la sustancia universal en la generación de vida, y que debió haber una serie de condiciones necesarias, en la Tierra, para albergarla. Según el investigador Alberto Ricciardi, de la Universidad de La Plata, Argentina, estos requisitos son:
- Abundancia de ciertos elementos químicos en los que se basa la vida (carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno (CHON), fósforo (P), azufre (S).
- Ausencia de compuestos nocivos (metano, amoníaco).
- Un determinado rango de temperaturas.
- Fuente de energía -como la solar- que sea relativamente uniforme y no esté sujeta a grandes fluctuaciones.
- Campo gravitatorio que evite la fuga de la atmósfera, y al mismo tiempo, permita una movilidad apropiada.
- Protección contra rayos ultravioleta y cósmicos (tal como la provista, respectivamente, por la capa de ozono y el campo magnético terrestre).
Apunta que, de los elementos fundamentales para la vida (CHON, P, S), que son los más comunes en el universo, el carbono es el más importante. Por su capacidad de formar moléculas gigantes, muy variadas y complejas (polímeros), como aminoácidos, proteínas y el célebre ácido desoxirribonucleico (ADN).
La atmósfera propicia en la Tierra
La atmósfera, en los albores de la Tierra, no es la misma que tenemos hoy. En ese entonces, estaba compuesta de hidrógeno, helio y pequeñas proporciones de metano, amoníaco y vapor de agua. No tenía oxígeno libre, ni ozono.
Sin embargo, resulta probable que haya cambiado a lo largo de la historia. La primitiva habría desaparecido cuando el Sol se estaba formando, y el hidrógeno, helio y otros gases se perdieron en el espacio.
Luego, la intensa actividad volcánica y los cometas habrían proveído suficientes gases y vapor de agua para formar la atmósfera y los océanos, tal y como los conocemos hoy.
Así describe a los cometas la doctora en Física, Mar Gómez:
Esta capa habría estado constituida por una mezcla de hidrógeno, dióxido de carbono, nitrógeno y vapor de agua. Así como cantidades reducidas de metano, amoníaco, ácido sulfhídrico y monóxido de carbono.
En este ambiente, o en uno más extremo, con relación a las fuentes hidrotermales oceánicas, habrían aparecido las primeras moléculas de carbono. Y luego, mediante procesos que aún no se tienen claros, otras macromoléculas, como el ácido ribonucleico (ARN).
Este habría sido el propulsor de reacciones químicas, que produjeron organismos celulares primitivos, con capacidad de reproducirse y metabolizar. Y solo hasta entonces, habrían empezado los primeros esbozos de lo que se conoce como vida compleja.
En la siguiente entrega, hablaremos sobre cómo se habrían desarrollado estos organismos celulares, y cuál es la duda de la ciencia en torno al proceso clave que originó la vida, el cual todavía, en esencia, se desconoce.
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