El mes de marzo trae de vuelta algunos fenómenos astronómicos que no pasarán desapercibidos. Es el caso de la nueva luna llena, que brillará más que nunca en el cielo, lo que permitirá apreciar las estrellas y los planetas lejanos con muchísima más claridad.
Por lo que, en marzo recibe el nombre de “luna de gusano” o “luna de lombriz”. Esta peculiar denominación se trata de un legado de los nativos americanos, que denominaban así a la última luna llena del invierno boreal.
Durante la temporada de deshielo, las primeras lombrices del año salen a la superficie y dejan huellas en el suelo. Esta práctica es conocida por los pueblos originarios de Canadá y Estados Unidos, quienes la incorporan en sus ceremonias. Así, estas huellas son consideradas como un símbolo de esa estación del año.
Otras tribus apodaron a esta luna llena como luna de la corteza, por el deshielo de la capa de nieve en los árboles. Luna del cuervo, por los graznidos de las aves, o luna de savia, por la llegada de la primera y el reverdecimiento de la naturaleza.
Historia de la «luna de gusano»
Según los historiadores, esta luna llena, precedente de la primavera, traía buenos augurios para garantizar una temporada de cosechas abundante y diversa.
Aun así, existe otra interpretación: cuando el capitán Jonathan Carver visitó a la tribu de los naudowessie (en la actual Dakota) y a otras tribus nativas americanas, dejó cuenta en sus escritos de la adoración que los nativos americanos hacían a este tipo de Luna Llena.
Sin embargo, no hablaba de gusanos, ni de lombrices, sino de un tipo de escarabajo que, al llegar la primavera, sale de la corteza de los árboles y abandona su escondite invernal.
En cualquier caso, se sigue vinculando con la llegada de la primavera, y, por tanto, con el augurio de buenas cosechas.
Para observar la luna llena con mayor claridad, lo recomendable es alejarse de la contaminación lumínica propia de las ciudades. Por lo tanto, se sugiere buscar lugares alejados donde la visibilidad no se vea afectada.
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