Un anciano chino que se preguntaba si a alguien le importaría su muerte, decidió averiguarlo, organizando su propio funeral en vida. Una pantomima que ha despertado las simpatías de las redes sociales del país asiático.
El hombre, de 84 años y apellidado Zhang, gastó el equivalente a $2,900 en un desfile funerario por su pueblo, en la provincia de Anhui, China.
En la mañana del funeral, más de cien dolientes se congregaron en casa de Zhang para degustar un banquete. Después, comenzó una procesión de tres horas, en la que el anciano se paseó por el pueblo sentado en un ataúd rojo, transportado en un camión, mientras saludaba a los sorprendidos visitantes.
El hombre explicó que tuvo la idea después de comprar un ataúd, en previsión de su muerte, ya que se siente muy solo desde que su esposa falleció, hace dos años. Sus hijos, ya adultos, se mudaron lejos.
Zhang consideró que, organizar su funeral en vida, lo mantendría entretenido y contento, y aseguró que mereció la pena gastar el dinero en ello.
Caso similar
El pasado 29 de enero, Baltazar Lemos, de 60 años, fingió su propia muerte. Organizó su velorio, para ver cómo actuaban los asistentes y quiénes llegaban. El hecho ocurrió en Brasil, donde el hombre causó revuelo, pues su caso se viralizó de inmediato.
De acuerdo con su historia, no avisó a nadie que planearía la broma. Ni siquiera su mamá sabía que fingiría su muerte.
Baltazar apareció en medio del funeral, donde les dijo a los presentes que todo se trataba de una puesta en escena, con el fin de bromear. Esto provocó que, tanto amigos como familiares, se indignaran.
La «bromita» estalló el enojo, a tal punto que alguien lo cacheteó. Sin embargo, pese a todo, se justificó diciendo que, de las casi mil despedidas de difuntos que ha hecho en los últimos años, quería ver cómo era la suya.
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