El reconocido actor Jonathan Pryce, nominado al Óscar por su papel protagónico en «Los dos papas» (2019), reveló que interpretar al papa Francisco fue mucho más que un reto actoral: fue una vivencia espiritual que lo marcó profundamente.
En una entrevista con un medio católico, el intérprete británico, de 72 años, relató cómo el acercarse a la figura de Jorge Mario Bergoglio le dejó una huella transformadora.

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“Él fue el primer papa en mi vida y sentí que me hablaba. Lo veo como un líder mundial y un líder que hace un cambio en la sociedad. Es una figura inspiradora y las cosas que dice sobre el medio ambiente, sobre la economía, sobre la manera en que debemos vivir nuestras vidas es muy importante”, expresó el actor, conocido también por su asombroso parecido físico con el pontífice argentino.
Dirigida por Fernando Meirelles y coprotagonizada por Anthony Hopkins, quien dio vida al papa emérito Benedicto XVI, la película fue nominada a los premios Óscar en las categorías de «Mejor Guión Adaptado» y «Mejor Actor de Reparto». No obstante, fue la interpretación de Pryce la que conmovió a la audiencia, logrando retratar la humanidad, sencillez y profundidad espiritual del papa Francisco.

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Más allá del personaje, Pryce compartió que la experiencia le permitió reconectar con aspectos internos que no había explorado desde su juventud. “Esencialmente soy cristiano, pero dejé la religión en la adolescencia. Fui educado en la Iglesia protestante, pero esta película me abrió una puerta espiritual inesperada”, confesó.
Una de las anécdotas más emotivas que rememoró fue cuando un sacerdote que trabajó con el equipo de filmación y que había conocido personalmente a Bergoglio en Buenos Aires, le pidió bendecirlo. “Me preguntó si me importaría que me diera la bendición. Yo no la había recibido desde que fui bautizado de bebé y eso me pareció una experiencia emotiva y bastante conmovedora”, relató el actor.
Al recordar el vestuario que usó durante la película, Pryce destacó lo simbólico de usar los zapatos del entonces arzobispo de Buenos Aires: “Calzar los zapatos ortopédicos, empolvados y desgastados del arzobispo Bergoglio fue un acto simbólico que me ayudó a entender su caminar junto a los más pobres. Ha sido una de las experiencias más significativas de mi carrera, y quizás de mi vida. Me siento inspirado por él”.