Por la madrugada de este martes, hora salvadoreña, la Selección de Argentina aterrizó en su país y lo hizo escoltando la Copa del Mundo.
El vuelo llegó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, procedente de suelo árabe.
Leo Messi fue el primero en salir del avión y, al bajar las gradas, alzó el trofeo con su mano derecha. En su rostro se podía notar una enorme sonrisa.
No obstante, la algarabía inició en el momento que se trasladaron al previo de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). De acuerdo con medios internacionales, casi 2 millones de personas esperaban el viaje de la Scaloneta, nunca mejor dicho, en caravana. Las horas de vigilia cesaron cuando los jugadores pasaron arriba del autobús en medio de una gran fiesta de parte de los hinchas.
Alrededor de 20 cuadras dividen el complejo de la estación aeroportuaria, no obstante el cumulo de personas congregadas provocó que el trayecto se alargara por más de hora y media. No era para menos, el camión apenas podía moverse entre un mar albiceleste.
Lo curioso del evento surgió en el momento que Messi, Ángel Di María, Rodrigo de Paul, Nicolás Otamendi y Leandro Paredes tuvieron que maniobrar para evitar chocar con unos cables de luz. Los futbolistas iban sentados en lo más alto del automotor, por suerte Leo sostuvo, con todas sus fuerzas, la copa para no dejarla caer.
No obstante, el propio Paredes perdió su gorra. La alegría se detuvo por el susto, pero aumentó en apenas unos instantes.
El Gobierno del Argentina decretó este martes como día festivo para brindar apoyo a su equipo, pues hace falta el recorrido de la victoria, mismo que tendrá su fin en el reconocido epicentro de festejos, el monumento Obelisco.
Los sudamericanos festejan la obtención de un mundial después de 36 años sin poder hacerlo.
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