Por medio de una entrevista, Sadio Mané compartió su tremenda historia de superación. El senegalés contó lo difícil que fue su infancia teniendo el sueño de ser futbolista sin contar con el apoyo de sus padres.
Con dinero prestado, Sadio abandonó su hogar en la localidad de Bambali para residir con una familia de acogida en la capital de Senegal, Dakar. Allí comenzó a entrenarse en unos equipos.
A los pocos días sus padres lo buscaron hasta que dieron con alguien que conocía de dicha travesía.
«Mis padres me buscaban por todos lados. Estaban convencidos de que mi mejor amigo sabía dónde estaba. Se contuvo y no dijo nada. Pero mi familia y su familia lo presionaron terriblemente y terminó entregándome», dijo.
Luego de una terrible tunda, regresó a su hogar con la condición de tener el permiso para realizar prácticas dentro del terreno de juego.
Posteriormente, se unió a diversas pruebas en la que se encontró a un centenar de competencia.
«Empezó mal para mí porque cuando me presenté, se rieron de mí. No parecía un jugador de fútbol. Llevaba pantalones que no se parecían en nada a los pantalones cortos. Mis botas estaban completamente rotas en los costados y las había reparado con cinta», mencionó.
Sus primeros entrenadores fueron muy comprensivos con él hasta el punto de apoyarlo afuera de las canchas.
Mané respondió realizando grandes actuaciones que lo llevaron a emprender una travesía por Europa.
Tuvo un breve paso por Metz y Zalzburgo, pero su ascenso al panorama mundial ocurrió al entrar a las filas del Liverpool. En seis temporadas con la camiseta de los Reds levantó 6 títulos. Incluida una Champions League.
A sus 31 años milita para el Bayer de Múnich desde la presente campaña.
Te podría interesar: Inter sale airoso en su visita a Portugal