La Luna es el único satélite natural del planeta Tierra. Es un objeto rocoso que no emite luz. Sí, así como lo lees. De hecho, cuando se fija la vista en el cielo nocturno, y parece estar en todo su esplendor, en realidad se está viendo la parte de la Luna que ilumina el Sol.
Así lo explica Asunción Fuente, doctora en Física Teórica e Investigadora del Observatorio Astronómico Nacional de Madrid, España, en un artículo en el sitio de la Fundación Antoni Esteve:
«Es algo similar a pasear de noche por el campo e iluminar una piedra con una linterna. Solo vemos la parte de la roca aclarada por la luz de nuestra herramienta, el resto queda en la oscuridad«.
Las fases lunares
Ahora bien, partiendo de ese hecho, podemos analizar el siguiente, que suscita sorpresa y admiración en varias personas que dirigen la vista al firmamento, y encuentran cómo el cuerpo rocoso «cambia de forma» a lo largo de un periodo de tiempo determinado.
Pero no, no es que haga eso, sigue siendo igual. Lo que se modifica es su posición respecto a la Tierra y el Sol. Por si no lo sabías, la Luna gira alrededor de la Tierra y de sí misma. Nuestro cuerpo celeste, a su vez, gira alrededor del Sol, por lo que acompaña a la Tierra en toda su trayectoria de traslación.
Le toma entre 27 y 28 días en completar una vuelta a nuestro planeta, y 29 días y 12 horas en acabar un ciclo lunar, tiempo en el que finaliza una revolución relativa respecto al Sol. Sin embargo, como dice la NASA, no siempre se mueve a la misma velocidad:
«La Luna tarda entre 27 y 28 días en orbitar la Tierra (el período orbital exacto depende de su marco de referencia). La órbita de la Luna no es circular, por lo que no siempre se desplaza, de forma exacta, a la misma velocidad. Se mueve más rápido cuando está más cerca de la Tierra, y más lento cuando se halla más lejos«.
Las partes de la Luna que podemos observar, dependerá de donde se encuentren los tres astros durante el mes.
«La posición relativa del Sol, la Tierra y la Luna determina que veamos una fracción mayor o menor«, dice Fuente.
Cuando el Sol, la Tierra y la Luna se hallan aproximadamente alineados, en ese orden, se puede ver la cara iluminada del cuerpo por completo. Es lo que llamamos luna llena.
Al contrario, cuando el orden es Sol, Luna, Tierra, no podemos ver la cara iluminada por el Sol, y se produce la célebre luna nueva. En este caso, solo se puede verla en un eclipse solar, como el del próximo 8 de abril de 2024, en el que cubrirá por completo al Sol:
«Dentro de un año, millones de observadores del cielo en los EE. UU. tendrán la oportunidad de ver un eclipse solar total. Será la última vez que uno cruzará los EE. UU. en más de 20 años«.
Por otro lado, las fases intermedias corresponden a la Luna creciente y decreciente. La siguiente, por ejemplo, es la primera:
«Busque una hermosa Luna creciente esta noche, poniéndose poco después de la puesta del sol, con Saturno y Mercurio cerca».
La Luna se va alejando poco a poco de nosotros, a un ritmo de unos 3,8 centímetros cada año. Llegará un momento en el que se verá más pequeña, y ya no podrá eclipsar al Sol.
Te podría interesar: ¡Los cuatro astronautas que viajarán a la Luna en 2024!