Ayer, 2 de febrero, la feligresía católica conmemoró el Día de la Virgen de Candelaria, una tradición que comienza con la partida de la rosca de Reyes y culmina con la preparación y degustación de los deliciosos tamales, un platillo imprescindible para esta fecha.
Según la tradición aquella persona a la que le salió el «niño Dios» en la rosca de Reyes es quien se encarga de llevar los tamales. Desde temprano, muchos salvadoreños se acercaron al Centro de San Salvador en busca de este delicioso platillo.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Fabiola Hernández.
Fermín Castro se sumó a esta costumbre: «Todos los años lo hacemos, pues el año pasado nos tocó a nosotros, o sea a mi hijo. Hoy le tocó a mi cuñada, pero el encargado de andarlos comprando soy yo». Para esta ocasión, adquirió $11 de tamales.
Esta tradición, llena de sabores y colores, simboliza la abundancia y fortalece los lazos familiares, brindando un momento de unión y celebración en el que se comparten risas, historias y, por supuesto, deliciosos tamales.
Karen Acevedo se dedica a la venta de tamales y aseguró que preparó más de 2,000 siendo los de gallina los más buscados por la población.
«Se lleva bastante trabajo, entonces nos tenemos que levantar este día temprano para preparar todo, ir al molino, envolver, cocerlos y de ahí venirnos a vender aquí. Hemos tratado la manera de estar temprano».
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Festividad de la Virgen de la Candelaria
El Día de la Virgen de la Candelaria es una festividad religiosa que honra a la Virgen María bajo su advocación de la Candelaria. La fecha tiene un profundo significado tanto religioso como cultural, especialmente en países de América Latina, como México, Perú y Bolivia, donde se celebra con diferentes tradiciones y costumbres.
El origen de la festividad está relacionado con la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén, tal como se relata en el Evangelio de San Lucas (2:22-40). La Virgen María, junto con San José, lleva a su hijo Jesús al templo para cumplir con la ley judía de la purificación después del parto y presentarlo ante Dios.
En ese momento, el anciano Simeón, al ver al niño, pronuncia la famosa profecía de que Jesús sería «luz para iluminar a las naciones», lo que le da a la celebración el nombre de «Candelaria», que simboliza la luz que representa a Cristo.